martes, 1 de febrero de 2022

EL METAVERSO EN DOS CLAVES

 


Toda obra tecnológica es expresión de la posibilidad, en plenitud siempre actual, del quehacer humano. Desde aquellas rudimentarias herramientas de sílex, el dominio del fuego y el instrumental básico subsiguiente, se fundamentó la progresividad del obrar con el que el ser humano ha allanado los senderos de su extraordinario emprendimiento existencial, del cual una de sus posibilidades es el estatus tecnológico que ostenta la sociedad contemporánea. Progreso que no implica, al modo renacentista cartesiano, una perspectiva finalista, conclusivamente necesaria; sino la ampliación probabilística de objetivos, opciones y posibilidades; de cuya elección, disposición y aceptación se construye la cultura tecnológica.

Hasta hace un siglo el quehacer tecnológico, fundamentalmente práctico-empírico, desfasado de su entendimiento y comprensión científica,
respondía a dos premisas que le informaban la virtud de su instrumentalidad: justa utilidad y sana necesidad. Empero, con la industrialización de las sociedades, el dominio científico de la tecnología y el forjamiento interesado de teorías como la del valor, en principio usada dolosamente para abrogar del obrar tecnológico la virtud, el bien, la utilidad y relativizar lo justo, ético y moral, al propósito de mutarlo culturalmente de medio a fin.

Ahora, es necesario comprender que todo obrar tecnológico, aunque afecte al ser humano, su hábitat  y ecosistema, evolutivamente es válido, en cuanto posibilidad de lo posible; incluso si extinguiere nuestra especie y hasta la vida en el planeta. Puesto que el problema del desarrollo tecnológico se despeja esencialmente hacia la comprensión del libre albedrío, cuya plenitud se alcanza dentro de los linderos de lo ético-moral, justa racionalidad y necesaria espiritualidad.

De esa forma, por ejemplo, el estatus de la actual tecnología de las comunicaciones es expresión probabilísticamente necesaria de una intención que iniciara con los mensajes de palabra, de humo, sonoros y escritos: Allanar los obstáculos que dificultan o imposibilitan de cualquier forma la comunicación entre los seres humanos, en toda expresión y posibilidad. Igualmente, la cinematografía, y sus iniciales rudimentos, como el biofonógrafo, de los Lumiere, el” séptimo arte”; patentiza una posibilidad hacia la concreción del sueño del que escuchaba la Iliada en voz de Homero: haber presenciado y vivido la epopeya. De ahí la magia del cine, el absoluto de Hegel, la imaginación hecha realidad. Y ni hablar de las actuales tecnologías en ciernes, de la construcción virtual holográfica de realidades imaginarias o históricas, que anuncian posibilidades de expresión artística, literaria, histórica, científica, humanística y cultural maravillosas, delirantes hasta hace poco.

Hasta aquí, conformes con sentido irreversible de la evolución, todo ello sería asumible sin mayores traumas, conflictos o contradicciones, que no sean de adaptabilidad, de prefencia por tecnologías tradicionales o la tergiversación y mediocridad de los contenidos.

El problema radica, como se ha dicho, en el traspasar las demarcaciones éticas, morales, racionales y espirituales, hacia la alienación del ser a una realidad inexistente, en sociedades ficticias pero reales y mundos imaginarios pero ciertos, y lo peor aún, la expropiación del ser; hacia la posibilidad de un neo-vasallaje a los designios de un “Sr. Virtual”, creador de realidades, verdades, falsedades, paz, guerras, vidas, muertes y resurrecciones; un dios pretaporté creando realidades y mundos a pedidos.

Es precisamente hoy, cuando la concepción de la realidad ha alcanzado niveles inimaginados de abstracción, merced a teorías como la de la relatividad, la "contradicción" delatada por la naturaleza de la luz, el desvelamiento del impredecible, incierto y entrelazado mundo cuántico, más la virtualización exponencialmente creciente hacia el establecimiento de la filosofía-ciencia, socio-política, axio-cultura del Metaverso; se impone, más que nunca, la preservación de la "realidad auténtica";  por la cual  es y en la que es el ser, y que, aun bajo el supuesto que resultare una farsa cuántica, y por ende también falso el ser; aún así continuaría siendo la auténtica falsa realidad, con seres falsos en un universo falso. Valga decir, no existe opción: El único substrato existencial “real“ del ser humano, está donde se conforma el polvo del que se constituyen y el que terminan sus huesos; donde intuye, descubre y nutre su ser espiritual con la virtud de la justicia, igualdad, libertad, amor, paz y felicidad; donde la racionalidad sustenta el soñar; y en donde se le plantea en propósito de fe la necesidad de Dios.

Ahí es donde debe concentrarse la acción pedagógica: La preservación del ser, desde la conformación de un sustrato ético-moral, racional y espiritual, que mantenga dentro de los espacios de utilidad y justa necesidad la tecnología del Metaverso. Siendo que la libertad individual y social en el porvenir, será la medida de la autonomía del ser respecto del mundo virtual del Metaverso.

 

EL METAVERSO EN OTRA CLAVE.

Cuando aquel torpe homínido agregó el azul al cielo y lo hizo hermoso, despertaba en conciencia a la realidad; bajo el hermoso cielo azul, en la infinitud del universo ahora podía soñar.

De palabras el habla, de versos el pensamiento, de entretejidos, la prosa, la literatura de enojados, jocosos, conflictivos, enlutados, sufridos y enamorados. De ciertos la ciencia, de razonados la filosofía; y de canciones, los amores, las penas y dichas del alma mía.

Del verso lo real, la realidad, del universo; del converso la paz; protección, del anverso; del reverso lección; del metaverso ilusión, y de la conciencia del verso la verdad del universo.

El Metaverso es Cervantes, andando en rocinante contra los molinos de viento de quijotes cuantificados. Es la negación de libertad y expropiación del ser, hacia el simple pertenecer a un mundo virtualmente manipulado.

Ante la realidad del Metaverso, la preservación del ser racional y libre,; para no vivir en ilusión enajenado de la realidad, ni morir en la realidad sin haberse atrevido a soñar.

Hermoso cielo azul
que tus lágrimas derramas,
de luto por la virtud,
en duelo por las almas.

Vierte tu radiante luz
en la conciencia extraviada.
A la razón, añil de horizonte,
A la libertad, celeste de esperanza.
Y amplitud dadle al pensamiento,
desde la hermosura de tu azul
hacia la infinitud del universo.


Javier A. Rodríguez G.

viernes, 21 de enero de 2022

EL ÚLTIMO CAMINO



EL ÚLTIMO CAMINO

 


 

La espesura de la selva abrazaba el seco ruido del avanzar del caballo, ella no quería ser testigo de la ignominia, pretendiendo ahogar la cuenta regresiva hacia un destino inefable pero ineludible, marcada por el síncrono golpe de la triste marcha.

Todas las aves y animales guardaban silencio al paso del andante y el viento ya no quiso pasear por allí, yendo en busca de otros rumbos. Parecía que la naturaleza entera quisiese pasar desapercibida y burlar al destino, de faz humana, que aguarda en cualquier recodo.

Sobre el caballo el hombre, mirada lejana, cuerpo distendido, como si viajara rumbo a la nada, como si en cada metro andado avanzara su carne y el alma quedara; era como si aquel viajero fuera regando la vida a lo largo del camino, vida que se agotaba, lo sentía y padecía, dejando el cuerpo vacío.

Atrás el testigo, cual séquito fúnebre el perro, amigo de camino, su llanto imperceptible suena igual a una triste oración, haciendo más lúgubre y premonitoria estampa.
 
Más veloces que los pasos que llevaban su cuerpo, cabalgaban en a mente de aquel andante los recuerdos. Del niño, hecho hombre a destiempo, en vestigio arqueológico todavía en sus neuronas estaba grabada la inocencia, lo maravilloso, lo sublimemente bello y lo potencialmente perfecto de la vida del ser humano. Es que en su mundo de ilusiones aquel niño quiso ser maestro, y dar lumbre a la oscuridad de la ignorancia. También alguna vez deseó ser médico y calmar tantos males físicos, además de los de conciencias, que a su pueblo aquejaban. Y otrora soñaba lo maravilloso que sería ser ingeniero y trazar el desarrollo material, aunque no espiritual, de su patria. Pero a esta pugna de recuerdos se impone decisiva la tajante afirmación con que el infante le respondiera a la niña de los ojos tiernos:
¡¡Quiero ser soldado y liberar a mi patria!! . Soldado el niño fue, valiente, astuto, recto, noble y honesto. Liberar a la patria el hombre intentó, pero a la patria no la redimen ni cinco, ni tres, ni dos sino todos los hermanos de tierra unidos por la causa de su justa y pacifica coexistencia – hubo enunciado aquel viajero antes de partir.

En este momento aparece en sus retinas, cada vez más grande y difuminándole los recuerdos, la figura de una mujer a la orilla del camino; no sabia si avanzaba o era ella que se acercaba, o quizás tan solo una cruda imagen que su memoria le pintaba

Al breve instante de andar tenia la mujer enfrente. Era una hembra color tierra y desolada, que con justa fuerza cargaba en brazo a un robusto niño prendado con los  labios a su generoso pecho, mientras con la otra mano sujetaba en perfecto equilibrio un pesado haz de leña que, amortiguado por algo parecido a un turbante improvisado, descansaba sobre su cabeza.

Tenía aquella fémina la mirada perdida y el rostro inclemente marcado por los años, joven de cuerpo pero antigua el alma, por el sufrimiento, por la desilusión, por la lucha perdida, por la desesperanza. El contraluz trasparentaba el roído vestido, permitiendo entrever las robustas y carnales formas de la hembra, siempre en celo, siempre dispuesta a parirle hijos a la patria. ¡¡ Pero su espíritu, en la triste y vacía mirada no podía contemplarse, era como si íntegro y límpido brotara a borbollones por sus pezones, con los mejores sabores de la esperanza !!

¡Que maravillosa mujer! pensó el viajero. Tal vez tenía la vida tan menguada como el que la observaba, y sin embargo, por el brazo que delicada pero firmemente sostenía y protegía al crío, por la leña que sobre su cabeza más que pesada carga era fuente de calor que al vástago procuraba, y principalmente, por el tibio y mágico fluido que de sus tetas manaba, ¡¡era vida, llena de ilusiones, de potencialidades y de esperanzas, lo que esa noble mujer al niño le insuflaba!!

Así es la mujer continuó diciéndose el conmovido andante prolongación de la tierra, semillero de esperanzas. Esos son los niños, simiente que germina, cosecha del mañana. Reguémoslos con dignidad y libertad, que mientras ellos existan habrá futuro habrá patria.

Hacía mucho rato que la mujer de la mirada perdida y los pezones de esperanzas había desaparecido de las pupilas del viajero, y ya variadas y caprichosas Imágenes retozaban a las puertas de su conciencia, cuando asíncronos pasos con los que ya marcaban el ritmo de su aciaga marcha, le hicieron alzar la mirada.

Venía un caballo de buen porte en ágil y raudo pasitrote, que, no obstante, por la incomodidad de su andar parecía querer lanzar por el aire la pesada carga que aparentaba significarle su montante. Un hombre delgado y muy bien trajeado, de finas manos y botas ajenas a la tierra, par éste de óptimo cuero y en perfecto encaje sendas espuelas de plata, cuyos bellos reflejos resultaban envilecidos por la sangre que bañaba sus aristas como escarcha.

Aquel hombre tenía presencia en apariencia limpia y rostro feliz y rebosante, y aunque un tanto prepotente, parecía agradable. Pero esa mirada, aquella mirada ya la conocía, era el reflejo del aberrado espíritu de los demagogos que depredan los bienes y menoscaban la felicidad de los pueblos, con tal astucia que luego aparecen como héroes.

se dijo el que iba  sin lugar a dudas se trata de uno de los tantos politicuelos que en vez de llorar sobre la sangre de la libertad, danzan cual carroñas peleándose los retazos de la patria destrozada. Así como las espuelas de este hombre es la patria concluyó sus pensamientos el jinete  dinero y riquezas, sangre y sufrimiento, más ¿cuándo felicidad, cuándo entre los hombres concordia y entendimiento?.

Y el ente marchante siguió su camino. Tenía la mirada más triste y era la marcha más sosegada. El caballo, un tanto nervioso, a veces daba hacia un lado y a veces hacia el otro. El perro continuaba a la saga, ya se había tragado los sollozos, ahora le lloraba la mirada. Pero todos seguían estóicamente al encuentro con el destino, que les esperaba.

Andando el tiempo el trío bordeó un grueso tronco atravesado en el camino; y con el jinete delante, la línea del tronco atrás parecía el margen superior de su triste epitafio,

Muchos recuerdos se agolpaban en las pupilas de aquel hombre, fundiéndose con la porción de camino que captaba su mirada baja.
Lánzale la piedra al mango le gritaban sus amigos de infancia. Y él arremetía con andanadas de piedras contra fruto inalcanzable, hasta que al fin caía. Qué ironía, cuánto hubiese dado por contnuar lanzándole a los frutos piedras y no balas a los hombres. Tras condecoraciones, triunfos, victorias y vivas de multitudes frenéticas, ¿qué quedaba?, el desasosiego, el ánimo menguado, la traición a cuestas y la esperanza perdida de dos hombres, él y el otro, que también solo y triste, lejos muy lejos moría. Ojalá que tanta muerte, tanta miseria, tanto crimen y tanto horror, sirvan algún día, como las piedras de aquel niño, para hacer caer sobre estos pueblos el fruto de la paz y de la felicidad.

El hieratismo de la pesada y triste marcha se rompió por la presencia a la vera del camino, de un sujeto en extraña posición.

Hallábase sentado sobre una pequeña piedra Tenía una pierna extendida, la más cercana a la vista del jinete, en línea recta hacia la otra orilla del camino y abarcando buena parte de la angosta vía. La pierna izquierda encogida, el pie descalzo sobre la tierra y la rodilla cerrada al máximo con cierta fuerza. Parecía pretender que la complexión de una escapara por la otra. Entreabría los labios tarareando algo a modo de canción indescifrable y casi inaudible, mientras en la roída bota que sostenía con sus manos parecía auscultar la causa del débil pero persistente y tormentoso malestar de su extremidad.

Al tener la sombra del jinete robándole la claridad que se infiltraba por entre el follaje, el extraño no levantó sus ojos pequeños rapaces, pero sí esbozó una falsa sonrisa que insinuaba grotescos pliegues en su reseco rostro.

¿Para donde va el amigo? entreabriendo un poco más los deslineados, delgados y resquebrajados labios, con voz grave y apagada, sin mover aún la mirada y con la bota todavía en sus manos, preguntó cuasi irónicamente aquel sujeto.

El jinete, ya detenido y sin querer hablar, pues le parecía lo había olvidado, sólo pensaba, mejor dicho, únicamente recordaba, porque el verbo de su ya exigua existencia parecía limitarse al pretérito de sus recuerdos, observó al hombre y un pálido frío navegó por todo su cuerpo, al presentir que aquel era "el judas" que lo entregaba.

Voy en busca de mi destino no obstante alcanzó a replicar, todavía con algunos visos de noble altivez.

Pues sigue adelante que tu destino te espera sentenció con su tono de Ironía soslayada el extraño.

El andante se despidió con un casi imperceptible movimiento de cabeza, mientras buscaba la línea de fuga del camino. El caballo pareció entender la Intención de su montante y automáticamente retomó el ritmo de marcha que hubo traído. Y bajo su sombra, el perro salta sobre la tendida pierna del extraño, que quedaba atrás como queriendo cortar el camino, o tal vez como línea de cierre de un epitafio en blanco, sin letras ni palabras, únicamente lleno de tristezas, quizás para que los andantes graben y diluyan en él los infortunios de sus existencias.

Hacía poco que el viajero había retornado a hurgar en su memoria, deseando encontrar, al fin, aquello que otrora diera plenitud a su ser y ahora parecía le faltaba. Ya que por más que buscaba y buscaba no hallaba dentro del baúl de los recuerdos, entre las glorias y los triunfos y hasta en las cosas menudas y cotidianas, aquello, ese algo, el punto donde convergen todas las aspiraciones y logros y que constituye la aureola que corona a todo hombre y ciudadano pleno.

¿Por qué aquella luz que me hubo acompañado siempre ahora me falta Interrogábase en sus adentros  ¿Será simple ilusión? ¡¡ ¿Por qué hay tanta oscuridad en mi alma? !!.

De pronto se rompen los recuerdos, por vez primera se percata del silente escenario que lo ha venido siguiendo, y de que ya hacía rato del mundo él se estaba yendo.

¡¡¡Y toda la miseria humana estalla sobre aquel grande pero triste hombre !!

El retumbe de la maldad, de la ingratitud y de la traición, cual alarido de dolor lo repitió la selva por todo rincón, mientras el viento, ahora presente y llorando, parecía buscar las conciencias de los hombres cuando llevaba por todos los pueblos el aciago pregón.

El áspero relinchar el caballo se lo había tragado, y el perro los secos ladridos pugnaba por mantener guardados. Ellos, impotentes testigos, querían no herir con sus silencios los últimos pensamientos del gallardo compañero y triste muy triste amigo.

Aquel mártir siente que sus recuerdos se congestionan. Ahora no son uno detrás del otro sino todos a la vez. Su memoria se desparrama sobre su conciencia, enturbiándola y formando un collage de recuerdos: el niño, las guerras, los triunfos, la miseria, la ignorancia, la vida, la muerte, la traición ... y arriba en el centro El General, cuán parecidas fueron sus vidas y que iguales sus destinos.

Y ya el cuerpo en caída libre, mira turbiamente el suelo, ¡¡¡la tierra !!!, y esboza una plácida sonrisa en su ya pálido y lánguido rostro.

Si cual corolario de su vida atinó a pensar precisamente es en esta tierra donde deben converger las realizaciones de los hombres. Pues un hombre sin patria es un miserable. Es esta tierra que nos da la vida y que ahora me reclama, es la gente que en ella habita, es la aureola que a los pueblos une e ilumina, ¡¡ es la patria que bien vale toda una vida !!.

Y aquel ilustre, sabio, valiente y noble guerrero abrazó la tierra.

¡¡Así no se mata a un hombre, únicamente con dolor y lágrimas quitaremos de nuestro porvenir la sangre de este justo !! Gritaba aireado un anciano en una esquina, mientras con el bastón golpeaba enérgicamente la tierra que lo reclamó, por no poder hacerlo al pueblo que lo mató.

Mientras el poeta, guardián de verdades y en premonición de lo que pasaría luego en Santa Marta, recriminaba a las gentes y fustigaba las conciencias de hombres, con un reproche y lamento que resonaría por siempre en la memoria aquellos pueblos:



Por la tierra vertía la sangre
de aquel ilustre guerrero,
como queriendo saciar el hambre
de la ingratitud de su pueblo.

Del cuerpo yacente manaba,
de escarlata se iba la vida.
¿Qué vida) ¿Qué esperanza?
 Esperanza y vida menguadas.

Y tiñose el agreste suelo
de Pichincha y Ayacucho,
de Berruecos,
del que en guerra por irracional,
absurda,
diera libertad a su pueblo .

Mas contra los grillos de
sus conciencias
no pudo el valeroso guerrero.

Vengan todos a Berruecos
a ver correr la sangre
del hombre.
Vengan todos a saciar la sed
con sangre seca de ilusiones,
y esperanzas.
Pues aquel ente marchante,
cargando cuerpo y arrastrando victorias,
¡¡ por dentro llevaba muerta el alma ¡!



Javier A. Rodríguez G.

Nota: Este relato fue hackeado y borrado de sus respectivas publicaciones en este blog y el otro pertenecientes al autor. Se agradece cualquier información al respecto. Unidos podemos detener esas prácticas criminales.



lunes, 17 de enero de 2022

Entre METAVERSO Y META-ANVERSO

 

He aquí otro comentario:

De acuerdo, pero faltan los "reaccionarios": Conservadores rancios erigidos en Cronos deteniendo el tiempo, reinando con Parménides mundos siempre derrumbados por la razón, verdad, justicia, igualdad, libertad y confraternidad. Además de los "revolucionarios": Que en supina incomprensión de Heráclito, allanan atajos para troncar historia y finiquitar evolución, buscando mundos ficticios en la vuelta de la esquina a la que siempre regresan solidariamente acompañados por Sísifo, hasta que el Saturno de sus falacias ideológicas hace lo suyo..Amén de los "auténticos": Aquellos capaces de soñar realidades y realizar sueños; sin márketin ni honores ni premios; como los de los bisontes, que de la inspiración a su genialidad creadora literalmente se nutrían.
 

Por último los "ACTUALES": En quienes recae la responsabilidad histórico evolutiva de mantener la especie  dentro de los linderos de la realidad en abstracción creciente y avanzando hacia una virtualización en la que los cervantes andarían en rocinantes, liados contra los designios de quijotes "cuantificados"; cuyo dominio implicaría el control de las masas desde un poder jamás alcanzado. He allí el problema.
 

Y ya despojado el humano de su ser, buscaría en el "meta-anverso" de su existir, con el pícaro harapiento aquel y su lámpará, ya no solo la honestidad y la virtud, sino la realidad misma y la razón extraviadas, para asi reescribir su historia, en el segundo renacimiento de su humanidad, desde el reencuentro franco con la humilde grandeza del pensamiento clásico..
 

En la sociedad por venir el "metaverso" será "designio cuantificado", alienación y capital, y el "meta-anverso", realidad, racionalidad y libertad. Mientras la vanguardia pensante se entretiene blandiendo espadas contra sus propias sombras, las eficientes estructuras de poder hacen su trabajo.¿Cuál elegir?


Javier A. Rodríguez G

miércoles, 16 de junio de 2021

En el Infierno no Llora

 

En el Infierno no se Llora

              




 

Cuando aquel indefenso y torpe homínido descubría su ser espiritual, iniciaba en amor, libertad, moral y ética, su gigantesco emprendimiento existencial, a llamarse  humanidad, en probabilística maravillosa y sentido teleológico hacia una verdad  siempre posible y eternamente inalcanzable.

 

Así, el ser humano y las sociedades en las que coexiste, son posibles en toda posibilidad, dentro de un espacio evolutivo-histórico, lindero a cualesquiera teorías o proyectos políticos. La acción política en contra de la naturaleza humana, tiene los días contados. El infierno soviético duró sesenta años. El genocidio nazi, en una década claudicaba con pildoritas de cianuro. Su averno prostituyó a Cuba en cuatro. Mientras este, avizora su ocaso apenas a un quinquenio de "radicalización".

 

 De allí el fracaso inevitable de enclaustrar al ser humano y los fenómenos sociales dentro de pretenciosos constructos filosóficos; la ingénita frustración... 

Leer más...https://moralyley.blogspot.com/2021/06/en-el-infierno-no-se-llora.html

miércoles, 15 de enero de 2020

COMENTANDO A MARX Y EL MARXISMO






Es recurrente el error de converger en un personaje las causas de los acontecimientos históricos; sobredimensionando sus posibilidades reales  y, sobretodo, soslayando, cuando no despreciando, el real acontecer histórico; imposibilitándose así el correcto aprendizaje de la experiencia histórica.

Así Marx, es sujeto y objeto de su momento  histórico. Un hombre que tratando de comprender los mecanismos de la economía en las sociedades de su tiempo,  terminó gestando una obra que de una  u otra forma  sería en adelante un factor principalísimo en la conformación de las sociedades humanas.

En ese sentido, Marx fue una marioneta de la historia, que, igual que el ser humano, pareciera blandir espadas contra su propio cuello, para liquidar sus propios demonios.

Marx existió porque así también es el ser humano; los que lo configuraron históricamente; los que él expresó en su obra; los que luego manipularon y prostituyeron su pensamiento, haciéndolo chivo expiatorio de sus fracasos; los que han sido subyugados  por su utopía, los que han padecido las atrocidades de la égida marxista; los que lo adoran y los que lo aborrecen.

Marx fue un extraordinario científico, autor de una genial obra fundamental a la teoría económica contemporánea; pero con una inmensa carencia espiritual, que no le permitió mirar al ser humano más allá de la falaz supremacía materialista que pretende avasallarlo, no pudiendo contemplar el maravilloso panorama de su libertad de ser, que no es la actual, ni el reducto de la contingencia existencial, sino la posible, proyectada  hacia un plano existencial  espiritual donde alcanza su plenitud; un ser humano desde cuya intimidad existencial se gestan los hechos y manan los procesos que confluyen  en el torrente  histórico de una sociedad en evolución no en síntesis contradictorias ineludibles, sino en complementariedades de diferenciaciones necesarias;  una institucionalidad social que al contrario de oprimir al ser humano, lo posibilita existencialmente; una sociedad que no es Bastilla a derribar, sino un espacio de libertad tan grande y posible como la fe del ser humano.

DE HEGEL A MARX
No puede estudiarse a Marx ni comprenderse el marxismo sin tratar a Hegel.

La razón de Hegel es un absoluto  histórico del que participa el sujeto, construida  desde sí misma en función de una realidad estructuralmente contradictoria que le es ajena, la cual ella la aprehende y resuelve en síntesis por acción de la conciencia; y por ende, con la capacidad de erigir su propia realidad, su propia historia, su propio mundo; ser ella misma Dios.

Empero  en ese proceso algunas naciones se rezagan y otras alcanzan las cumbres de la racionalidad. Ese es el caso de la nación alemana, para el tiempo de Marx  racionalmente encumbrada y  con el privilegio y facultad evolutiva  de  cambiar y hasta troncar de tajo el desarrollo histórico, de imponerle al mundo  el constructo racional de su mundo superior…

De esas aberraciones y absurdos conceptuales  vienen Nietzsche,  Heidegger  y por supuesto,  Marx.

De esa forma, Marx emponzoñó de inviabilidad absoluta su planteamiento ideológico, con una falaz  “lucha de clases”, que no es sino la confrontación del ser humano contra el ser humano; pretendiendo finiquitar la historia, aniquilando así la expresión existencial que posibilita al ser humano; resultando en sociedades  ostentando un bienestar que no vive, presumiendo una libertad que no se siente y debiéndose a unos ciudadanos que no existen. Eso es el marxismo.

EL  MARXISMO
El Marxismo es una ideología política construida en función de la contradicción entre el planteamiento político de Marx, asumidos como verdad, más las desastrosas resultas de una praxis condenada desde su genética al fracaso.

Empero, también el marxismo resulta en sujeto y objeto de la historia. No existiría el marxismo si no hubiese un sustrato social que lo posibilite y justifique.; expresado política y económicamente por el liberalismo capitalista o Capitalismo.

Así pues, el marxismo se gesta como una contradicción, en respuesta necesaria  y urgida a la desbocada voracidad del Capitalismo;  por lo que su fortaleza es razón directa de la aberración de éste. Por ello, un arma eficaz contra el marxismo radica en la moralización del capitalismo. Porque la acción política sensata  llama institucionalmente  a civilizar al capitalismo y domesticar  al marxismo, en sus diversas expresiones; en tanto de construya una alternativa política viable a la coexistencia humana en sociedad.

Así las cosas, la maldad  del marxismo  radica en la tara genética que arrastra: La absoluta inviabilidad política. Ello principalmente por despojar al ser humano de sus haberes existenciales más preciados: su espiritualidad, su moral, su fe, su ser posible y su libertad de ser; haciéndolo presa de un materialismo que determinándolo, lo inviabiliza existencialmente.

La maldad del marxismo no es la de un sujeto, ni la de una obra intelectual, ni siquiera  la resulta de sus primeras intentonas; sino el persistir en su implementación política, aún bajo esquemas edulcorados, a pesar de las atroces lecciones de su praxis. El peligro no está en las obras demonizadas sino en los demonios obrando.

La maldad del marxismo deviene también de toda la circunstancialidad y factores sociales  que lo validan.

La maldad del marxismo radica, además,  en la paradoja de uno sujetos  que buscando  liberarse  de una  alienación histórica, terminaron alienados, o disociados cognitivamente, a una ideología falaz, y arrastrando las naciones a los infiernos de la más absurda existencia.

DIFERENCIAS ENTRE EL MARXISMO Y  EL CAPITALISMO
-El capitalismo fomenta, cultiva y explota el egoísmo, en cuanto expresión primaria del ser individual e instrumento evolutivo inmediato a la preservación de la especie, en mengua del ser social y solidario.
-El marxismo fuerza hacia una solidaridad, entonces, insustanciada del ser individual; y por ende, opresora del ser humano.

-El capitalismo es naturalmente clasista; limitándose a fomentar y explotar la natural tendencia evolutiva de la sociedad para seccionarse y estratificarse en diversidad de expresiones existenciales; condición remanente de su evolución tribal.
-El marxismo es estructuralmente elitista; merced a un grupo de sujetos privilegiados, por la historia y la razón, para llevar a la sociedad hacia la concreción de la utopía comunista.

-El capitalismo crea espacios inmensos de libertad, sin referenciales morales, éticos ni teleológicos; haciendo al ser humano presa de su libertad.
-El marxismo acorrala al ser humano en los reductos materialistas de su libertad, avasallándolo a la sociedad; negándolo existencialmente.

-El capitalismo por sobretodo conforma una poderosa maquinaria productiva.
-El marxismo hace bandera la reivindicación social, mientras la estructura productiva se derrumba cual cadena de naipes, pues el marxismo es intrínsecamente improductivo.

-El capitalismo es fundamentalmente pragmático; capaz de mutar, camuflarse, simbiotizarse... con flexibilidad pasmosa, sin desnaturalizarse.
-El marxismo es fundamentalmente dogmático; se resiste al cambio, y si lo hace, se desnaturaliza, neutralizándose o pervirtiéndose en mayor horror...

-El capitalismo es una estructura ideológica abierta; capaz de conjugar desde las expresiones más atávicas y sórdidas hasta las más evolucionadas y sublimes del ser humano, en función de su propósito. Ello constituye su talón de Aquiles; vulnerabilidad que posibilita su transformación desde adentro, perfeccionando su institucionalidad en concepto, método, estrategia y acción.
-El marxismo es un sistema ideológico cerrado, autárquico, fundamentalista y absolutista.

EL CAPITAL
El Capital desveló el funcionamiento  de la estructura  económica con sus nuevas categorías sociales, ponderándolos en su condición de justicia respecto del ser social. El error de Marx fue metodológico, al no separar la obra científica de la especulación filosófica. Y además, al tomar el portentoso pero naufragado pensamiento de Hegel –tal vez con resultas históricas más perversas que el de Marx-,  para  pretender finiquitar de tajo la historia, y con ella a las sociedades y al ser humano; en un absurdo ideológico que no tiene cabida sino en una sociedad  también de absurdos.

El Capital tiene más de un siglo protagonizando, de la forma que sea,  la historia de las sociedades.

El Capital aportó a las sociedades un criterio fundamental: la solidaridad social, en cuanto acción política; ciertamente bajo óptica tergiversada, pero aun así con un valor de contraste  que de algo habría de servir ante  lo que constituye el leitmotiv del Capitalismo: el egoísmo institucionalizado.

También el Capital constituye evidencia de lo pernicioso de los sistemas filosóficos cerrados, que pretenden abarcar con las manos todo el complejísimo entramado  de la existencial dad humana; pero que en su alcance real quedan restringidos al radio de la extensión de sus brazos: solamente a un paso;  al ritmo de marcha de la historia.

Sea como fuere, El Capital, ya sea en empolvada biblioteca o en reluciente sitio web, siempre estará allí como una obra esencial al conocimiento; para recordarnos nuestras virtudes y miserias humanas,  y que la racionalidad sin la sustanciación moral y espiritual, resulta en la peor pesadilla para el ser humano y sus sociedades.

EL HUMANISMO SOCIALISTA