martes, 15 de febrero de 2022

MALDITA TECNOLOGÍA

 

Versión ampliada de un comentario (censurado) a un artículo publicado en la versión digital de un diario de circulación nacional, bajo la única intención de contraponer criterios y cosmovisiones: Energía mundial y guerra verde
 

Excelente artículo. El problema es la horma de la quejadera, llorantina y golpes de pecho tercermundistas. El mundo yendo hacia adelante y nosotros, los torpes tercermundistas, empeñados en detenerlo, y hasta en la locura jacobina de pretender irvertirle el rumbo.
Porque el “subdesarrollo”" es fundamentalmente incomprensión del "desarrollo", que lleva al craso error de su aborrecimiento y confrontación radical, en vez de su reconceptualización y transformación desde la auténtica naturaleza que lo instrumenta y la realidad e hilaridad histórica evolutiva que lo posibilita.

“Al César lo del César”.
La "computadora", es decir, la unidad electrónica de cómputo, cálculo y registro, manejo, transformación y generación automatizado de información, en ejecución, en lenguaje binario, de instrucciones programadas y controladas; es un prodigio tecnológico comunicacional revolucionario, puesto a disposición de las masas pobres del mundo por un novel profesional altruista de "derecha", que además se hizo millonario. Y ese” prodigio tecnológico es poco, comparado con las computadoras cuánticas y proyectos como el “Blue Brain”, cuyo rezago inevitablemente ascenderá en ordinales el tercer mundo. 

¿Por qué  ser pasivo y no activo en esas grandes, auténticas y eficaces revoluciones culturales?, como la que lideriza el Sr. Elon Musk, quien se cargó a los grandes consorcios de servicio del Internet  y  W.W.W, con un proyecto satelital "rural y marginal", que por ser la aventura de un loco apostando por las vísceras y no el lomito del negocio, lo dejaron solo, y ahora no hallan cómo detenerlo, ante el anuncio de velocidades de conexión proyectadas del orden de Gbps.

Lo mismo ocurrió con el proyecto Tesla, de autos con motor eléctrico. Un golpe al hígado a los tres grandes del ramo, que les derrumba el gigantesco negocio de los repuestos; radicando la lucha en la sobrevivencia; pues el síndrome Kodak los aterra. Sencillos, eficientes, no contaminantes y bajando de precio. Se estima que para el 2030 la mayoría de los vehículos ensamblados serán eléctricos y de exclusiva circulación en muchos países.

La energía no se crea ni se destruye...
Reza el principio por el cual la “recarga” de las baterías de los vehículos con motor eléctrico resulta tan obvia como la reducción sustancial en la emisión de gases tóxicos al medio ambiente. Radicando precisamente allí el problema tecnológico a resolver, sobre el sustrato ético racional en que se posibilita el libre albedrío, y en cuyo ejercicio el ser humano persiste en apostar al control del desborde y no al reencauce.

Pies en tierra.
El nuevo reto inicia la sustitución de los hidrocarburos como fuente de energía para los vehículos automotores. El beneficio: El mejoramiento significativo de las condiciones de vida y salud de las personas y del equilibrio medioambiental, por  la reducción drástica de la emisión de gases tóxicos a la atmósfera; además de la baja significativa del consumo energético, debido a la mayor eficiencia intrínseca del motor eléctrico. El costo: Aunque saliendo barato, por ser el daño ambiental mucho menor que los beneficios, necesariamente siempre lo habrá: Incremento o generación de nuevos contaminantes (baterías, aleaciones etc.), requerimiento del perfeccionamiento y o desarrollo de nuevas tecnologías para la producción de la energía de recarga de las baterías de los vehículos; las cuales, en contrapartida, serían aprovechables en diversas  aplicaciones domésticas, comerciales e industriales; despuntando, por ahora, la “pila de combustible de hidrógeno”.
Mientras tanto, que los países productores de litio, como Bolivia, aprovechen el valor extraordinario de sus recursos minerales y lo “siembren” en desarrollos productivos sustentables.
 

Sustitución de los hidrocarburos como fuente de energía para los vehículos automotores.
Buena nueva para las sociedades y países del mundo; y mala noticia para los países dormidos en los laureles de sus reservas y cuyas proyecciones productivas de hidrocarburos hubieron contado con vivir durante al menos dos centurias de las rentas por el sustento de millones de fumarolas andantes...

Entre plantas nucleares te veas.

A mediados del siglo XX se proyectaba que hacia esta actualidad aproximadamente el 80% de la energía eléctrica sería generada por centrales termonucleares. Empero, esa apuesta, tan optimista como despreocupada, cuando no irresponsable, ha venido decreciendo hasta la tolerancia desconfiada y cautelosa respecto del 10% de la energía de ese tipo que se produce hoy; debido, ciertamente, al problema creciente de la eliminación de los desechos tóxicos radiactivos y a la cadena de incidentes, accidentes y desastres inminentes, contenidos, controlados y ocurridos, que han iniciado la concientización mundial acerca de la responsabilidad ético-moral-racional en el desarrollo, uso, aplicación y efectos de los productos tecnológicos, signada mediáticamente, entre otros, por la publicación del libro “Primavera Silenciosa”(1968), de Raquel Canson, y planteada institucionalmente por las reflexiones y directrices de la “Conferencia del Milenio”(2000).

El demonio los inspira y ellos se juntan.
Ante el hecho irrefutable de que las plantas térmicas generadoras de electricidad por fisión nuclear constituyen una calamidad para la humanidad, y dada la reversión mayoritaria de la apuesta por esa tecnología; la mala noticia es que los mismos autores de la tragedia de Chernobil recién han convenido la construcción de una de esas plantas infernales en Argentina. Malos vientos soplan y peores, radiactivos, podrían ventear.

Opciones existen.
Por lo pronto, las pruebas de los reactores por fusión nuclear (sin radiación contaminante) de Estados Unidos- Europa y China han demostrado su posibilidad técnica, quedando  por transitar el proceso, nada sencillo, de su viabilidad industrial. Aunque todo indica que nuevas o radicalmente perfeccionadas técnicas de producción de energía habrán de desarrollarse, sobre todo en relación con la energía solar, merced a los nuevos materiales como el “grafeno”, cuyas asombrosas posibilidades tecnológicas apenas se avizoran.

“No me apuren que yo llego”
Pareciera decir el ser humano en cuanto a su responsabilidad racional, moral y espiritual para con su existir. He ahí su paradoja existencial: Aprender a vivir mientras muere, y morir cuando ha aprendido. De allí que la imperfección existencial del ser humano sea virtud, en cuanto expresión del grado de conciencia y movimiento hacia la perfección posible.

Resultando, por ello, asombrosa la aventura existencial del homo sapiens. Siendo ese el prodigio de un ser cuya racionalidad, o capacidad de comprender la realidad y comprenderse en el mundo, expresa en sus pliegues y repliegues los intentos, aciertos, errores, logros, fracasos y, principalmente, los aprendizajes respecto de un acontecimiento existencial que responde al mismo principio de conservación de energía que motoriza al universo, y que en conjunto con la expresión probabilística entrópica que acarrea, caracterizan al obrar tecnológico humano: su necesaria instrumentación y desarrollo, y la ventura creadora hacia las opciones desplegadas.

Es decir, de suyo el quehacer tecnológico tiende a exceder los linderos racionales y morales de la necesidad  y posibilidad. Siendo ese el dilema de la contemporaneidad: Negar la realidad histórico evolutiva, proponiendo asepsias y regresiones sociales imposibles; o asumir la responsabilidad de su humanidad desde un criterio realista y eficaz, sobrellevando lo que histórica y evolutivamente es, proyectándose hacia la mejor opción del porvenir, y esencialmente, si-en-do en la plenitud posible de su actualidad. Derecho Humano fundamental y logro político sublime que ha invertido el leitmotiv de la convivencia humana: La sociedad, nación, patria y cultura al favor del ser humano individualizado, y no el ser, “colectivizado” y extraviado en su auténtica humanidad, al servicio de una sociedad, nación, patria y cultura escribientes y protagonistas de una historia antihumana.

Hacer o no hacer. He ahí el dilema.
De decires y cifras se pueden abarcar cientos de folios, cuando mucho, testimonios  de lo que pudo haber sido y jamás será.
El problema del desarrollo y uso racional y ético de la tecnología es de la acción concreta, real, eficaz y sobre todo sensata, para no caer ni en quejaderismos ni utopismos ni distopismos ni en demagogia, ni en  las contradicciones de los que despotrican y combaten radicalmente la tecnología mientras la usan, se benefician de ella y hasta les adeudan sus existencias a sus bondades.

Siempre ha sido así.

Durante el siglo XIX la escasez del “guano” proyectaba grandes hambrunas, el incremento de las guerras por su monopolio y un porvenir desolador a las generaciones de la centuria siguiente; sin embargo aparecieron los hidrocarburos y la síntesis de fertilizantes, el mismo guano por carambola tecnológica, incrementándose la producción de alimentos en calidades y cantidades en “salto cuántico” respecto de cualquier proyección.

También iniciando el siglo XX, el consumo del recurso maderero auguraba escenarios catastróficos hacia sus finales; empero surgieron los plásticos, sintetizados a partir de los gases hidrocarburos, aliviando la carga ya insostenible para el ecosistema; aunque, lógicamente, creando un problema nuevo de contaminación y el respectivo llamamiento a su solución.

Si algo ha caracterizado a la humanidad, es dar el salto al otro lado cuando el abismo de la extinción comienza a abrirse a sus pies. Así ha sorteado el destino ineluctable que le persigue, posibilitando su asombroso logro evolutivo.

He ahí la cuestión ante el problema del consumo energético: Al menos posibilitar esos saltos, abriendo espacios para los siguientes y acumulando los beneficios colaterales y remanentes.  El logro será, como siempre, el de la  mejor sobrevivencia; no solamente a las causas o factores externos al ser humano, sino también a los hechos propios de su imperfección evolutiva, que también cuentan a los fines de una extinción que, como la muerte, en certidumbre le despreocupa y en inminencia lo agobia.

Como siempre, echa las cartas con su destino el ser humano. Hasta ahora ha corrido con suerte, y aunque las probabilidades se le estrechan, proseguirá apostando a que el comodín de su inteligencia lo mantenga el filo de la navaja de su sobrevivencia.

Estando claros.
Haya sido como sea y resultare en lo que fuere, el prodigio existencial humano es indiscutible. Siendo también irrefutable que esta actualidad histórica evolutiva, ofrece la mejor perspectiva que jamás haya tenido la existencialidad de ese ser cuya cualidad fundamental es la imperfección; mejor dicho, el transitar caminos, buscados, hacia horizontes, intuidos, de virtudes racionales y morales, aspiradas, cargando a cuestas el costo del aprendizaje, su patrimonio, que aun  imposibilitándole el andar, extinguiéndole, en el momento que fuere expresará la plenitud de un existir siempre actual y eternamente posible.

Y es desde esa reflexión donde debe iniciar y cimentarse cualquier acción y planteamiento político y sociológico, para no terminar en ineficaces, torpes, absurdos y contradictorios acometidos, que resultan, o  en luchas absurdas contra molinos de viento, o en el exterminio del otro para acabar males propios, o en las consabidas quejaderas, llorantinas y golpes de pecho tercermundistas.

Prosiguiendo así el ser humano su paradoja existencial, hoy, cuando el desarrollo tecnológico descontrolado amenaza gravemente el equilibrio ecológico del planeta, y las armas de guerra son capaces de aniquilar no sólo su especie sino la vida toda; es cuando mayor es la posibilidad de vivir su existencialidad a la plenitud evolutiva.

Políticas realistas, conforme a la verdad histórico evolutiva del ser humano, hacia la plenitud existencial posible del individuo y la sociedad y en concreción del derecho natural fundamental que caracteriza la extraordinaria complejidad y eficacia de la política actual: El derecho de ser. Es el reclamo de la contemporaneidad.


Javier A. Rodríguez G.

martes, 1 de febrero de 2022

EL METAVERSO EN DOS CLAVES

 


Toda obra tecnológica es expresión de la posibilidad, en plenitud siempre actual, del quehacer humano. Desde aquellas rudimentarias herramientas de sílex, el dominio del fuego y el instrumental básico subsiguiente, se fundamentó la progresividad del obrar con el que el ser humano ha allanado los senderos de su extraordinario emprendimiento existencial, del cual una de sus posibilidades es el estatus tecnológico que ostenta la sociedad contemporánea. Progreso que no implica, al modo renacentista cartesiano, una perspectiva finalista, conclusivamente necesaria; sino la ampliación probabilística de objetivos, opciones y posibilidades; de cuya elección, disposición y aceptación se construye la cultura tecnológica.

Hasta hace un siglo el quehacer tecnológico, fundamentalmente práctico-empírico, desfasado de su entendimiento y comprensión científica,
respondía a dos premisas que le informaban la virtud de su instrumentalidad: justa utilidad y sana necesidad. Empero, con la industrialización de las sociedades, el dominio científico de la tecnología y el forjamiento interesado de teorías como la del valor, en principio usada dolosamente para abrogar del obrar tecnológico la virtud, el bien, la utilidad y relativizar lo justo, ético y moral, al propósito de mutarlo culturalmente de medio a fin.

Ahora, es necesario comprender que todo obrar tecnológico, aunque afecte al ser humano, su hábitat  y ecosistema, evolutivamente es válido, en cuanto posibilidad de lo posible; incluso si extinguiere nuestra especie y hasta la vida en el planeta. Puesto que el problema del desarrollo tecnológico se despeja esencialmente hacia la comprensión del libre albedrío, cuya plenitud se alcanza dentro de los linderos de lo ético-moral, justa racionalidad y necesaria espiritualidad.

De esa forma, por ejemplo, el estatus de la actual tecnología de las comunicaciones es expresión probabilísticamente necesaria de una intención que iniciara con los mensajes de palabra, de humo, sonoros y escritos: Allanar los obstáculos que dificultan o imposibilitan de cualquier forma la comunicación entre los seres humanos, en toda expresión y posibilidad. Igualmente, la cinematografía, y sus iniciales rudimentos, como el biofonógrafo, de los Lumiere, el” séptimo arte”; patentiza una posibilidad hacia la concreción del sueño del que escuchaba la Iliada en voz de Homero: haber presenciado y vivido la epopeya. De ahí la magia del cine, el absoluto de Hegel, la imaginación hecha realidad. Y ni hablar de las actuales tecnologías en ciernes, de la construcción virtual holográfica de realidades imaginarias o históricas, que anuncian posibilidades de expresión artística, literaria, histórica, científica, humanística y cultural maravillosas, delirantes hasta hace poco.

Hasta aquí, conformes con sentido irreversible de la evolución, todo ello sería asumible sin mayores traumas, conflictos o contradicciones, que no sean de adaptabilidad, de prefencia por tecnologías tradicionales o la tergiversación y mediocridad de los contenidos.

El problema radica, como se ha dicho, en el traspasar las demarcaciones éticas, morales, racionales y espirituales, hacia la alienación del ser a una realidad inexistente, en sociedades ficticias pero reales y mundos imaginarios pero ciertos, y lo peor aún, la expropiación del ser; hacia la posibilidad de un neo-vasallaje a los designios de un “Sr. Virtual”, creador de realidades, verdades, falsedades, paz, guerras, vidas, muertes y resurrecciones; un dios pretaporté creando realidades y mundos a pedidos.

Es precisamente hoy, cuando la concepción de la realidad ha alcanzado niveles inimaginados de abstracción, merced a teorías como la de la relatividad, la "contradicción" delatada por la naturaleza de la luz, el desvelamiento del impredecible, incierto y entrelazado mundo cuántico, más la virtualización exponencialmente creciente hacia el establecimiento de la filosofía-ciencia, socio-política, axio-cultura del Metaverso; se impone, más que nunca, la preservación de la "realidad auténtica";  por la cual  es y en la que es el ser, y que, aun bajo el supuesto que resultare una farsa cuántica, y por ende también falso el ser; aún así continuaría siendo la auténtica falsa realidad, con seres falsos en un universo falso. Valga decir, no existe opción: El único substrato existencial “real“ del ser humano, está donde se conforma el polvo del que se constituyen y el que terminan sus huesos; donde intuye, descubre y nutre su ser espiritual con la virtud de la justicia, igualdad, libertad, amor, paz y felicidad; donde la racionalidad sustenta el soñar; y en donde se le plantea en propósito de fe la necesidad de Dios.

Ahí es donde debe concentrarse la acción pedagógica: La preservación del ser, desde la conformación de un sustrato ético-moral, racional y espiritual, que mantenga dentro de los espacios de utilidad y justa necesidad la tecnología del Metaverso. Siendo que la libertad individual y social en el porvenir, será la medida de la autonomía del ser respecto del mundo virtual del Metaverso.

 

EL METAVERSO EN OTRA CLAVE.

Cuando aquel torpe homínido agregó el azul al cielo y lo hizo hermoso, despertaba en conciencia a la realidad; bajo el hermoso cielo azul, en la infinitud del universo ahora podía soñar.

De palabras el habla, de versos el pensamiento, de entretejidos, la prosa, la literatura de enojados, jocosos, conflictivos, enlutados, sufridos y enamorados. De ciertos la ciencia, de razonados la filosofía; y de canciones, los amores, las penas y dichas del alma mía.

Del verso lo real, la realidad, del universo; del converso la paz; protección, del anverso; del reverso lección; del metaverso ilusión, y de la conciencia del verso la verdad del universo.

El Metaverso es Cervantes, andando en rocinante contra los molinos de viento de quijotes cuantificados. Es la negación de libertad y expropiación del ser, hacia el simple pertenecer a un mundo virtualmente manipulado.

Ante la realidad del Metaverso, la preservación del ser racional y libre,; para no vivir en ilusión enajenado de la realidad, ni morir en la realidad sin haberse atrevido a soñar.

Hermoso cielo azul
que tus lágrimas derramas,
de luto por la virtud,
en duelo por las almas.

Vierte tu radiante luz
en la conciencia extraviada.
A la razón, añil de horizonte,
A la libertad, celeste de esperanza.
Y amplitud dadle al pensamiento,
desde la hermosura de tu azul
hacia la infinitud del universo.


Javier A. Rodríguez G.

viernes, 21 de enero de 2022

EL ÚLTIMO CAMINO



EL ÚLTIMO CAMINO

 


 

La espesura de la selva abrazaba el seco ruido del avanzar del caballo, ella no quería ser testigo de la ignominia, pretendiendo ahogar la cuenta regresiva hacia un destino inefable pero ineludible, marcada por el síncrono golpe de la triste marcha.

Todas las aves y animales guardaban silencio al paso del andante y el viento ya no quiso pasear por allí, yendo en busca de otros rumbos. Parecía que la naturaleza entera quisiese pasar desapercibida y burlar al destino, de faz humana, que aguarda en cualquier recodo.

Sobre el caballo el hombre, mirada lejana, cuerpo distendido, como si viajara rumbo a la nada, como si en cada metro andado avanzara su carne y el alma quedara; era como si aquel viajero fuera regando la vida a lo largo del camino, vida que se agotaba, lo sentía y padecía, dejando el cuerpo vacío.

Atrás el testigo, cual séquito fúnebre el perro, amigo de camino, su llanto imperceptible suena igual a una triste oración, haciendo más lúgubre y premonitoria estampa.
 
Más veloces que los pasos que llevaban su cuerpo, cabalgaban en a mente de aquel andante los recuerdos. Del niño, hecho hombre a destiempo, en vestigio arqueológico todavía en sus neuronas estaba grabada la inocencia, lo maravilloso, lo sublimemente bello y lo potencialmente perfecto de la vida del ser humano. Es que en su mundo de ilusiones aquel niño quiso ser maestro, y dar lumbre a la oscuridad de la ignorancia. También alguna vez deseó ser médico y calmar tantos males físicos, además de los de conciencias, que a su pueblo aquejaban. Y otrora soñaba lo maravilloso que sería ser ingeniero y trazar el desarrollo material, aunque no espiritual, de su patria. Pero a esta pugna de recuerdos se impone decisiva la tajante afirmación con que el infante le respondiera a la niña de los ojos tiernos:
¡¡Quiero ser soldado y liberar a mi patria!! . Soldado el niño fue, valiente, astuto, recto, noble y honesto. Liberar a la patria el hombre intentó, pero a la patria no la redimen ni cinco, ni tres, ni dos sino todos los hermanos de tierra unidos por la causa de su justa y pacifica coexistencia – hubo enunciado aquel viajero antes de partir.

En este momento aparece en sus retinas, cada vez más grande y difuminándole los recuerdos, la figura de una mujer a la orilla del camino; no sabia si avanzaba o era ella que se acercaba, o quizás tan solo una cruda imagen que su memoria le pintaba

Al breve instante de andar tenia la mujer enfrente. Era una hembra color tierra y desolada, que con justa fuerza cargaba en brazo a un robusto niño prendado con los  labios a su generoso pecho, mientras con la otra mano sujetaba en perfecto equilibrio un pesado haz de leña que, amortiguado por algo parecido a un turbante improvisado, descansaba sobre su cabeza.

Tenía aquella fémina la mirada perdida y el rostro inclemente marcado por los años, joven de cuerpo pero antigua el alma, por el sufrimiento, por la desilusión, por la lucha perdida, por la desesperanza. El contraluz trasparentaba el roído vestido, permitiendo entrever las robustas y carnales formas de la hembra, siempre en celo, siempre dispuesta a parirle hijos a la patria. ¡¡ Pero su espíritu, en la triste y vacía mirada no podía contemplarse, era como si íntegro y límpido brotara a borbollones por sus pezones, con los mejores sabores de la esperanza !!

¡Que maravillosa mujer! pensó el viajero. Tal vez tenía la vida tan menguada como el que la observaba, y sin embargo, por el brazo que delicada pero firmemente sostenía y protegía al crío, por la leña que sobre su cabeza más que pesada carga era fuente de calor que al vástago procuraba, y principalmente, por el tibio y mágico fluido que de sus tetas manaba, ¡¡era vida, llena de ilusiones, de potencialidades y de esperanzas, lo que esa noble mujer al niño le insuflaba!!

Así es la mujer continuó diciéndose el conmovido andante prolongación de la tierra, semillero de esperanzas. Esos son los niños, simiente que germina, cosecha del mañana. Reguémoslos con dignidad y libertad, que mientras ellos existan habrá futuro habrá patria.

Hacía mucho rato que la mujer de la mirada perdida y los pezones de esperanzas había desaparecido de las pupilas del viajero, y ya variadas y caprichosas Imágenes retozaban a las puertas de su conciencia, cuando asíncronos pasos con los que ya marcaban el ritmo de su aciaga marcha, le hicieron alzar la mirada.

Venía un caballo de buen porte en ágil y raudo pasitrote, que, no obstante, por la incomodidad de su andar parecía querer lanzar por el aire la pesada carga que aparentaba significarle su montante. Un hombre delgado y muy bien trajeado, de finas manos y botas ajenas a la tierra, par éste de óptimo cuero y en perfecto encaje sendas espuelas de plata, cuyos bellos reflejos resultaban envilecidos por la sangre que bañaba sus aristas como escarcha.

Aquel hombre tenía presencia en apariencia limpia y rostro feliz y rebosante, y aunque un tanto prepotente, parecía agradable. Pero esa mirada, aquella mirada ya la conocía, era el reflejo del aberrado espíritu de los demagogos que depredan los bienes y menoscaban la felicidad de los pueblos, con tal astucia que luego aparecen como héroes.

se dijo el que iba  sin lugar a dudas se trata de uno de los tantos politicuelos que en vez de llorar sobre la sangre de la libertad, danzan cual carroñas peleándose los retazos de la patria destrozada. Así como las espuelas de este hombre es la patria concluyó sus pensamientos el jinete  dinero y riquezas, sangre y sufrimiento, más ¿cuándo felicidad, cuándo entre los hombres concordia y entendimiento?.

Y el ente marchante siguió su camino. Tenía la mirada más triste y era la marcha más sosegada. El caballo, un tanto nervioso, a veces daba hacia un lado y a veces hacia el otro. El perro continuaba a la saga, ya se había tragado los sollozos, ahora le lloraba la mirada. Pero todos seguían estóicamente al encuentro con el destino, que les esperaba.

Andando el tiempo el trío bordeó un grueso tronco atravesado en el camino; y con el jinete delante, la línea del tronco atrás parecía el margen superior de su triste epitafio,

Muchos recuerdos se agolpaban en las pupilas de aquel hombre, fundiéndose con la porción de camino que captaba su mirada baja.
Lánzale la piedra al mango le gritaban sus amigos de infancia. Y él arremetía con andanadas de piedras contra fruto inalcanzable, hasta que al fin caía. Qué ironía, cuánto hubiese dado por contnuar lanzándole a los frutos piedras y no balas a los hombres. Tras condecoraciones, triunfos, victorias y vivas de multitudes frenéticas, ¿qué quedaba?, el desasosiego, el ánimo menguado, la traición a cuestas y la esperanza perdida de dos hombres, él y el otro, que también solo y triste, lejos muy lejos moría. Ojalá que tanta muerte, tanta miseria, tanto crimen y tanto horror, sirvan algún día, como las piedras de aquel niño, para hacer caer sobre estos pueblos el fruto de la paz y de la felicidad.

El hieratismo de la pesada y triste marcha se rompió por la presencia a la vera del camino, de un sujeto en extraña posición.

Hallábase sentado sobre una pequeña piedra Tenía una pierna extendida, la más cercana a la vista del jinete, en línea recta hacia la otra orilla del camino y abarcando buena parte de la angosta vía. La pierna izquierda encogida, el pie descalzo sobre la tierra y la rodilla cerrada al máximo con cierta fuerza. Parecía pretender que la complexión de una escapara por la otra. Entreabría los labios tarareando algo a modo de canción indescifrable y casi inaudible, mientras en la roída bota que sostenía con sus manos parecía auscultar la causa del débil pero persistente y tormentoso malestar de su extremidad.

Al tener la sombra del jinete robándole la claridad que se infiltraba por entre el follaje, el extraño no levantó sus ojos pequeños rapaces, pero sí esbozó una falsa sonrisa que insinuaba grotescos pliegues en su reseco rostro.

¿Para donde va el amigo? entreabriendo un poco más los deslineados, delgados y resquebrajados labios, con voz grave y apagada, sin mover aún la mirada y con la bota todavía en sus manos, preguntó cuasi irónicamente aquel sujeto.

El jinete, ya detenido y sin querer hablar, pues le parecía lo había olvidado, sólo pensaba, mejor dicho, únicamente recordaba, porque el verbo de su ya exigua existencia parecía limitarse al pretérito de sus recuerdos, observó al hombre y un pálido frío navegó por todo su cuerpo, al presentir que aquel era "el judas" que lo entregaba.

Voy en busca de mi destino no obstante alcanzó a replicar, todavía con algunos visos de noble altivez.

Pues sigue adelante que tu destino te espera sentenció con su tono de Ironía soslayada el extraño.

El andante se despidió con un casi imperceptible movimiento de cabeza, mientras buscaba la línea de fuga del camino. El caballo pareció entender la Intención de su montante y automáticamente retomó el ritmo de marcha que hubo traído. Y bajo su sombra, el perro salta sobre la tendida pierna del extraño, que quedaba atrás como queriendo cortar el camino, o tal vez como línea de cierre de un epitafio en blanco, sin letras ni palabras, únicamente lleno de tristezas, quizás para que los andantes graben y diluyan en él los infortunios de sus existencias.

Hacía poco que el viajero había retornado a hurgar en su memoria, deseando encontrar, al fin, aquello que otrora diera plenitud a su ser y ahora parecía le faltaba. Ya que por más que buscaba y buscaba no hallaba dentro del baúl de los recuerdos, entre las glorias y los triunfos y hasta en las cosas menudas y cotidianas, aquello, ese algo, el punto donde convergen todas las aspiraciones y logros y que constituye la aureola que corona a todo hombre y ciudadano pleno.

¿Por qué aquella luz que me hubo acompañado siempre ahora me falta Interrogábase en sus adentros  ¿Será simple ilusión? ¡¡ ¿Por qué hay tanta oscuridad en mi alma? !!.

De pronto se rompen los recuerdos, por vez primera se percata del silente escenario que lo ha venido siguiendo, y de que ya hacía rato del mundo él se estaba yendo.

¡¡¡Y toda la miseria humana estalla sobre aquel grande pero triste hombre !!

El retumbe de la maldad, de la ingratitud y de la traición, cual alarido de dolor lo repitió la selva por todo rincón, mientras el viento, ahora presente y llorando, parecía buscar las conciencias de los hombres cuando llevaba por todos los pueblos el aciago pregón.

El áspero relinchar el caballo se lo había tragado, y el perro los secos ladridos pugnaba por mantener guardados. Ellos, impotentes testigos, querían no herir con sus silencios los últimos pensamientos del gallardo compañero y triste muy triste amigo.

Aquel mártir siente que sus recuerdos se congestionan. Ahora no son uno detrás del otro sino todos a la vez. Su memoria se desparrama sobre su conciencia, enturbiándola y formando un collage de recuerdos: el niño, las guerras, los triunfos, la miseria, la ignorancia, la vida, la muerte, la traición ... y arriba en el centro El General, cuán parecidas fueron sus vidas y que iguales sus destinos.

Y ya el cuerpo en caída libre, mira turbiamente el suelo, ¡¡¡la tierra !!!, y esboza una plácida sonrisa en su ya pálido y lánguido rostro.

Si cual corolario de su vida atinó a pensar precisamente es en esta tierra donde deben converger las realizaciones de los hombres. Pues un hombre sin patria es un miserable. Es esta tierra que nos da la vida y que ahora me reclama, es la gente que en ella habita, es la aureola que a los pueblos une e ilumina, ¡¡ es la patria que bien vale toda una vida !!.

Y aquel ilustre, sabio, valiente y noble guerrero abrazó la tierra.

¡¡Así no se mata a un hombre, únicamente con dolor y lágrimas quitaremos de nuestro porvenir la sangre de este justo !! Gritaba aireado un anciano en una esquina, mientras con el bastón golpeaba enérgicamente la tierra que lo reclamó, por no poder hacerlo al pueblo que lo mató.

Mientras el poeta, guardián de verdades y en premonición de lo que pasaría luego en Santa Marta, recriminaba a las gentes y fustigaba las conciencias de hombres, con un reproche y lamento que resonaría por siempre en la memoria aquellos pueblos:



Por la tierra vertía la sangre
de aquel ilustre guerrero,
como queriendo saciar el hambre
de la ingratitud de su pueblo.

Del cuerpo yacente manaba,
de escarlata se iba la vida.
¿Qué vida) ¿Qué esperanza?
 Esperanza y vida menguadas.

Y tiñose el agreste suelo
de Pichincha y Ayacucho,
de Berruecos,
del que en guerra por irracional,
absurda,
diera libertad a su pueblo .

Mas contra los grillos de
sus conciencias
no pudo el valeroso guerrero.

Vengan todos a Berruecos
a ver correr la sangre
del hombre.
Vengan todos a saciar la sed
con sangre seca de ilusiones,
y esperanzas.
Pues aquel ente marchante,
cargando cuerpo y arrastrando victorias,
¡¡ por dentro llevaba muerta el alma ¡!



Javier A. Rodríguez G.

Nota: Este relato fue hackeado y borrado de sus respectivas publicaciones en este blog y el otro pertenecientes al autor. Se agradece cualquier información al respecto. Unidos podemos detener esas prácticas criminales.



lunes, 17 de enero de 2022

Entre METAVERSO Y META-ANVERSO

 

He aquí otro comentario:

De acuerdo, pero faltan los "reaccionarios": Conservadores rancios erigidos en Cronos deteniendo el tiempo, reinando con Parménides mundos siempre derrumbados por la razón, verdad, justicia, igualdad, libertad y confraternidad. Además de los "revolucionarios": Que en supina incomprensión de Heráclito, allanan atajos para troncar historia y finiquitar evolución, buscando mundos ficticios en la vuelta de la esquina a la que siempre regresan solidariamente acompañados por Sísifo, hasta que el Saturno de sus falacias ideológicas hace lo suyo..Amén de los "auténticos": Aquellos capaces de soñar realidades y realizar sueños; sin márketin ni honores ni premios; como los de los bisontes, que de la inspiración a su genialidad creadora literalmente se nutrían.
 

Por último los "ACTUALES": En quienes recae la responsabilidad histórico evolutiva de mantener la especie  dentro de los linderos de la realidad en abstracción creciente y avanzando hacia una virtualización en la que los cervantes andarían en rocinantes, liados contra los designios de quijotes "cuantificados"; cuyo dominio implicaría el control de las masas desde un poder jamás alcanzado. He allí el problema.
 

Y ya despojado el humano de su ser, buscaría en el "meta-anverso" de su existir, con el pícaro harapiento aquel y su lámpará, ya no solo la honestidad y la virtud, sino la realidad misma y la razón extraviadas, para asi reescribir su historia, en el segundo renacimiento de su humanidad, desde el reencuentro franco con la humilde grandeza del pensamiento clásico..
 

En la sociedad por venir el "metaverso" será "designio cuantificado", alienación y capital, y el "meta-anverso", realidad, racionalidad y libertad. Mientras la vanguardia pensante se entretiene blandiendo espadas contra sus propias sombras, las eficientes estructuras de poder hacen su trabajo.¿Cuál elegir?


Javier A. Rodríguez G

EL HUMANISMO SOCIALISTA