Es recurrente el error de converger en un personaje las
causas de los acontecimientos históricos; sobredimensionando sus posibilidades
reales y, sobretodo, soslayando, cuando
no despreciando, el real acontecer histórico; imposibilitándose así el correcto
aprendizaje de la experiencia histórica.
Así Marx, es sujeto y objeto de su momento histórico. Un hombre que tratando de
comprender los mecanismos de la economía en las sociedades de su tiempo, terminó gestando una obra que de una u otra forma
sería en adelante un factor principalísimo en la conformación de las
sociedades humanas.
En ese sentido, Marx fue una marioneta de la historia,
que, igual que el ser humano, pareciera blandir espadas contra su propio
cuello, para liquidar sus propios demonios.
Marx existió porque así también es el ser humano; los que lo configuraron históricamente; los que él expresó en su obra; los que luego manipularon y prostituyeron su pensamiento, haciéndolo chivo expiatorio de sus fracasos; los que han sido subyugados por su utopía, los que han padecido las atrocidades de la égida marxista; los que lo adoran y los que lo aborrecen.
Marx existió porque así también es el ser humano; los que lo configuraron históricamente; los que él expresó en su obra; los que luego manipularon y prostituyeron su pensamiento, haciéndolo chivo expiatorio de sus fracasos; los que han sido subyugados por su utopía, los que han padecido las atrocidades de la égida marxista; los que lo adoran y los que lo aborrecen.
Marx fue un extraordinario científico, autor de una
genial obra fundamental a la teoría económica contemporánea; pero con una
inmensa carencia espiritual, que no le permitió mirar al ser humano más allá de
la falaz supremacía materialista que pretende avasallarlo, no pudiendo contemplar
el maravilloso panorama de su libertad de ser, que no es la actual, ni el
reducto de la contingencia existencial, sino la posible, proyectada hacia un plano existencial espiritual donde alcanza su plenitud; un ser
humano desde cuya intimidad existencial se gestan los hechos y manan los
procesos que confluyen en el
torrente histórico de una sociedad en
evolución no en síntesis contradictorias ineludibles, sino en
complementariedades de diferenciaciones necesarias; una institucionalidad social que al contrario
de oprimir al ser humano, lo posibilita existencialmente; una sociedad que no
es Bastilla a derribar, sino un espacio de libertad tan grande y posible como
la fe del ser humano.
DE HEGEL A MARX
No puede estudiarse a Marx ni comprenderse el marxismo
sin tratar a Hegel.
La razón de Hegel es un absoluto histórico del que participa el sujeto,
construida desde sí misma en función de
una realidad estructuralmente contradictoria que le es ajena, la cual ella la
aprehende y resuelve en síntesis por acción de la conciencia; y por ende, con
la capacidad de erigir su propia realidad, su propia historia, su propio mundo;
ser ella misma Dios.
Empero en ese
proceso algunas naciones se rezagan y otras alcanzan las cumbres de la
racionalidad. Ese es el caso de la nación alemana, para el tiempo de Marx racionalmente encumbrada y con el privilegio y facultad evolutiva de
cambiar y hasta troncar de tajo el desarrollo histórico, de imponerle al
mundo el constructo racional de su mundo
superior…
De esas aberraciones y absurdos conceptuales vienen Nietzsche, Heidegger
y por supuesto, Marx.
De esa forma, Marx emponzoñó de inviabilidad absoluta su
planteamiento ideológico, con una falaz
“lucha de clases”, que no es sino la confrontación del ser humano contra
el ser humano; pretendiendo finiquitar la historia, aniquilando así la
expresión existencial que posibilita al ser humano; resultando en
sociedades ostentando un bienestar que
no vive, presumiendo una libertad que no se siente y debiéndose a unos
ciudadanos que no existen. Eso es el marxismo.
EL MARXISMO
El Marxismo es una ideología política construida en
función de la contradicción entre el planteamiento político de Marx, asumidos
como verdad, más las desastrosas resultas de una praxis condenada desde su
genética al fracaso.
Empero, también el marxismo resulta en sujeto y objeto de
la historia. No existiría el marxismo si no hubiese un sustrato social que lo
posibilite y justifique.; expresado política y económicamente por el
liberalismo capitalista o Capitalismo.
Así pues, el marxismo se gesta como una contradicción, en
respuesta necesaria y urgida a la
desbocada voracidad del Capitalismo; por
lo que su fortaleza es razón directa de la aberración de éste. Por ello, un
arma eficaz contra el marxismo radica en la moralización del capitalismo. Porque la acción política sensata llama institucionalmente a civilizar al capitalismo y domesticar al marxismo, en sus diversas expresiones; en
tanto de construya una alternativa política viable a la coexistencia humana en sociedad.
Así las cosas, la maldad
del marxismo radica en la tara
genética que arrastra: La absoluta inviabilidad política. Ello principalmente
por despojar al ser humano de sus haberes existenciales más preciados: su
espiritualidad, su moral, su fe, su ser posible y su libertad de ser;
haciéndolo presa de un materialismo que determinándolo, lo inviabiliza
existencialmente.
La maldad del marxismo no es la de un sujeto, ni la de
una obra intelectual, ni siquiera la
resulta de sus primeras intentonas; sino el persistir en su implementación
política, aún bajo esquemas edulcorados, a pesar de las atroces lecciones de su
praxis. El peligro no está en las obras demonizadas sino en los demonios
obrando.
La maldad del marxismo deviene también de toda la circunstancialidad
y factores sociales que lo validan.
La maldad del marxismo radica, además, en la paradoja de uno sujetos que buscando
liberarse de una alienación histórica, terminaron alienados, o
disociados cognitivamente, a una ideología falaz, y arrastrando las naciones a
los infiernos de la más absurda existencia.
DIFERENCIAS ENTRE EL MARXISMO Y EL CAPITALISMO
-El capitalismo fomenta,
cultiva y explota el egoísmo, en cuanto expresión primaria del ser individual e
instrumento evolutivo inmediato a la preservación de la especie, en mengua del
ser social y solidario.
-El marxismo fuerza hacia una solidaridad, entonces, insustanciada del ser individual; y por ende, opresora del ser humano.
-El capitalismo es naturalmente clasista; limitándose a fomentar y explotar la natural tendencia evolutiva de la sociedad para seccionarse y estratificarse en diversidad de expresiones existenciales; condición remanente de su evolución tribal.
-El marxismo es estructuralmente elitista; merced a un grupo de sujetos privilegiados, por la historia y la razón, para llevar a la sociedad hacia la concreción de la utopía comunista.
-El capitalismo crea espacios inmensos de libertad, sin referenciales morales, éticos ni teleológicos; haciendo al ser humano presa de su libertad.
-El marxismo acorrala al ser humano en los reductos materialistas de su libertad, avasallándolo a la sociedad; negándolo existencialmente.
-El capitalismo por sobretodo conforma una poderosa maquinaria productiva.
-El marxismo hace bandera la reivindicación social, mientras la estructura productiva se derrumba cual cadena de naipes, pues el marxismo es intrínsecamente improductivo.
-El capitalismo es fundamentalmente pragmático; capaz de mutar, camuflarse, simbiotizarse... con flexibilidad pasmosa, sin desnaturalizarse.
-El marxismo es fundamentalmente dogmático; se resiste al cambio, y si lo hace, se desnaturaliza, neutralizándose o pervirtiéndose en mayor horror...
-El capitalismo es una estructura ideológica abierta; capaz de conjugar desde las expresiones más atávicas y sórdidas hasta las más evolucionadas y sublimes del ser humano, en función de su propósito. Ello constituye su talón de Aquiles; vulnerabilidad que posibilita su transformación desde adentro, perfeccionando su institucionalidad en concepto, método, estrategia y acción.
-El marxismo es un sistema ideológico cerrado, autárquico, fundamentalista y absolutista.
-El marxismo fuerza hacia una solidaridad, entonces, insustanciada del ser individual; y por ende, opresora del ser humano.
-El capitalismo es naturalmente clasista; limitándose a fomentar y explotar la natural tendencia evolutiva de la sociedad para seccionarse y estratificarse en diversidad de expresiones existenciales; condición remanente de su evolución tribal.
-El marxismo es estructuralmente elitista; merced a un grupo de sujetos privilegiados, por la historia y la razón, para llevar a la sociedad hacia la concreción de la utopía comunista.
-El capitalismo crea espacios inmensos de libertad, sin referenciales morales, éticos ni teleológicos; haciendo al ser humano presa de su libertad.
-El marxismo acorrala al ser humano en los reductos materialistas de su libertad, avasallándolo a la sociedad; negándolo existencialmente.
-El capitalismo por sobretodo conforma una poderosa maquinaria productiva.
-El marxismo hace bandera la reivindicación social, mientras la estructura productiva se derrumba cual cadena de naipes, pues el marxismo es intrínsecamente improductivo.
-El capitalismo es fundamentalmente pragmático; capaz de mutar, camuflarse, simbiotizarse... con flexibilidad pasmosa, sin desnaturalizarse.
-El marxismo es fundamentalmente dogmático; se resiste al cambio, y si lo hace, se desnaturaliza, neutralizándose o pervirtiéndose en mayor horror...
-El capitalismo es una estructura ideológica abierta; capaz de conjugar desde las expresiones más atávicas y sórdidas hasta las más evolucionadas y sublimes del ser humano, en función de su propósito. Ello constituye su talón de Aquiles; vulnerabilidad que posibilita su transformación desde adentro, perfeccionando su institucionalidad en concepto, método, estrategia y acción.
-El marxismo es un sistema ideológico cerrado, autárquico, fundamentalista y absolutista.
EL CAPITAL
El Capital desveló el funcionamiento de la estructura económica con sus nuevas categorías sociales,
ponderándolos en su condición de justicia respecto del ser social. El error de
Marx fue metodológico, al no separar la obra científica de la especulación
filosófica. Y además, al tomar el portentoso pero naufragado pensamiento de
Hegel –tal vez con resultas históricas más perversas que el de Marx-, para
pretender finiquitar de tajo la historia, y con ella a las sociedades y
al ser humano; en un absurdo ideológico que no tiene cabida sino en una
sociedad también de absurdos.
El Capital tiene más de un siglo protagonizando, de la
forma que sea, la historia de las
sociedades.
El Capital aportó a las sociedades un criterio
fundamental: la solidaridad social, en cuanto acción política; ciertamente bajo
óptica tergiversada, pero aun así con un valor de contraste que de algo habría de servir ante lo que constituye el leitmotiv del
Capitalismo: el egoísmo institucionalizado.
También el Capital constituye evidencia de lo pernicioso
de los sistemas filosóficos cerrados, que pretenden abarcar con las manos todo
el complejísimo entramado de la
existencial dad humana; pero que en su alcance real quedan restringidos al
radio de la extensión de sus brazos: solamente a un paso; al ritmo de marcha de la historia.
Sea como fuere, El Capital, ya sea en empolvada
biblioteca o en reluciente sitio web, siempre estará allí como una obra esencial
al conocimiento; para recordarnos nuestras virtudes y miserias humanas, y que la racionalidad sin la sustanciación
moral y espiritual, resulta en la peor pesadilla para el ser humano y sus
sociedades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario