jueves, 12 de octubre de 2017

Separatismo Catalán ¿Desintegración de los Estados Nacionales?






Indudablemente el establecimiento del Estado, en cuanto razón superior que ordena, cohesiona, integra y proyecta el cuerpo social desde y hacia un ser histórico común, ha constituido uno de los grandes descubrimientos políticos  de la humanidad.

Es que el Estado no solamente delimita las sociedades, en tanto expresiones culturales, sino que, por ello, las  posibilita. Valga decir, ubica al ser humano dentro de un ámbito existencial, cultural, histórico y geográfico, en función de una razón común de justicia, libertad, igualdad, solidaridad y paz; permitiendo el existir en su plenitud  histórica evolutiva y contextualizando el ser dentro de una posibilidad superior, de la que es expresión.

Es de lugar común en la perpetua insatisfacción existencial del ser humano, las quejas respecto de la conformación política del mundo actual; sin considerar que jamás fue tan justo, libre, igualitario y pacífico el modus vivendi de las sociedades humanas; que nunca los pequeños grupos humanos han estado tan protegidos de la depredación y  hasta aniquilación por parte de las inmensas urbes; que ya no parten a diestra y siniestra  naciones a devorar a otras; que ahora las culturas se suman, no se restan.  Que hoy, el individuo es ciudadano del mundo, y no el mundo propiedad de un individuo.

Pongámosle todos los peros del mundo a esos criterios, con todas las cifras que se quieran, y al final concluiremos ratificándolos como la gran verdad que son. Es la perspectiva histórica  evolutiva de la humanidad, la que permite ponderar en su justa medida el estatus político de las sociedades contemporáneas. Si se considera, como lo creyeron los romanos, los renacentistas y, en general, diversas  sociedades en sus tiempos, que  se está en el cenit de la racionalidad y del “progreso” social, pues en verdad bien poco se ha hecho  por el justo, libre, igualitario y pacífico convivir, no quedando otra cosa que continuar ahogando las esperanzas en el tarro del pesimismo. Empero, si se acepta con humildad al ser humano como un animal racional que de traspiés en traspiés ha ido imponiéndose a su destino: la extinción,  en lucha maravillosa contra sí mismo, por adelantar su promedio existencial hacia mejores realidades; pues entonces no queda sino agradecer la horabuena de nuestra realidad evolutiva, que por real siempre ha de ser la mejor posible, y por posible siempre podrá ser mejor.

Por eso causa asombro la ligereza, irresponsabilidad y hasta torpeza, con que muchos personajes políticos, intelectuales y comunicacionales han considerado el actual intento secesionista de Cataluña. Porque lo que está en juego no es solamente la integridad física y geográfica, sino la razón de lo del Estado, la conciencia misma de lo político, que han permitido la configuración, y más que ello, la posibilitación de las sociedades humanas hasta esta actualidad evolutiva.

No se diga de las “razones” de los catalanes para aspirar a ser “independientes”, pues, si a ver vamos,  entonces serían miles las regiones  que podrían esgrimir manojos de argumentos para separase de sus Estados. Por supuesto, existen casos flagrantes de invasiones sin vínculo histórico alguno que amerite siquiera el beneficio de la duda respecto de lo justo de su redención del cuerpo político cultural extraño a su ser histórico; pero inclusive, desde sus excepciones se revela la suma importancia para la estabilidad y paz de la sociedad mundial, del preservar la integridad de los Estados.

En cuanto a la descentralización, la Constitución española en ciertos aspectos es más avanzada que la venezolana, pues la subdivisión por regiones autonómicas ha permitido potenciar e integrar maravillosamente sus expresiones culturales hacia el todo de la cultura española. Mientras que la intención enrevesada del Estado unitario descentralizado en la que nos hemos empeñado los venezolanos, al final no ha resultado ni en chicha ni en limonada. La gran lección, es que el centralismo sobredimensionado coarta la libertad y paraliza el desarrollo de las regiones, y el exceso de “autonomía” degenera en libertinaje separatista.

Habiendo sido racional y democráticamente tratado el propósito secesionista catalán, por parte del gobierno español; el día del referéndum separatista las aguas obviamente se desbordaron, aunque no tanto como se esperaba, considerando que se pretendía un pronunciamiento popular para nada más y nada menos separarse del Estado y, por ende, romper los vínculos políticos, jurídicos, económicos, históricos y culturales con la nación y el Estado español.

Algunos argumentan “razones históricas”, otros  se fundamentan en  la poderosa economía de Cataluña, que, como insólitamente dijera un famoso periodista venezolano, director de un prestigioso diario, “le merece su independencia”; sin faltar  quienes  lo asimilan a los procesos independentistas de nuestros países latinoamericanos, en tal desubicación histórica, y hasta mental, que no vale siquiera comentar.

Las “razones históricas”, valdrían si hubiesen ellos estado sometidos manu militari, segregados de la cultura española, y lo principal, sin aceptación expresa o tácita de su pertenencia al Estado español. Porque entonces sería muy fácil para cualquier región de cualquier Estado, quedarse a la calladita mientras pasan las verdes, para cuando lleguen las maduras, largarse del barco común del Estado, sin importarles el destino de la nación, que debería ser el de todos.

El Estado no es un club del que se entra y se sale a conveniencia, pues por su naturaleza, su fuerza jurídica trasciende la voluntad del ente social actual, para expresar el ser histórico de la sociedad, proyectado transgeneracionalmente; valga decir, el deber y responsabilidad jurídica y ética del Estado se extiende hacia las generaciones por venir.   

Una de las inmensas virtudes del Estado es que colectiviza la propiedad del suelo de la nación, es decir, la tierra de Cataluña no es propiedad exclusiva del catalán, sino que cada puño de tierra catalana, como la madrileña o la andaluza, es propiedad común de todos los ciudadanos españoles. Este es un principio fundamental a la constitución del Estado, la  integración de las conciencias, voluntades y expresiones culturales desde y hacia un mismo propósito existencial, que, bueno o malo, es el de todos.

Y es bajo esos mismos principios y criterios, que siempre se han criticado las iniciativas separatistas de nuestro estado Zulia, pues las tierras zulianas también son de todos los venezolanos, como son de ellos las montañas de los andes y las aguas que bajan por sus faldas, y el hierro, aluminio, oro y diamantes de las otras veredas del país, como propiedad de todos los venezolanos son  las riquezas  materiales, intelectuales, culturales y espirituales del Estado.

Siendo precisamente ese el aspecto ético del asunto. Cataluña ha logrado tal desarrollo económico, que, por supuesto,  le conviene desprenderse de la comunidad nacional para disfrutar de su “prosperidad” a solas, para comerse las maduras en solitario, mientras sus ex conciudadanos sortean dificultades.  Es un acto egoísta tan elemental que no requiere mayor consideración.

Planteémoslo de otra forma ¿Qué pasaría si la catalana fuese la región económicamente menos favorecida de la nación española? ¿Estarían planteando la separación o andarían exigiéndoles auxilio al Estado español?

A todas luces la susodicha separación, más que jurídico es un problema  fundamentalmente ético, determinado por intereses políticos-económicos asentados en grandes corporaciones. Es el manejo y disposición de las rentas, dinero, plata, biyuyo, la mano que mece la cuna.

¿Cómo terminará todo eso?  Ni Dios lo sabe. Ojala que no sea como siempre ha ocurrido, en guerra fratricida. Lo cierto es que la comunidad internacional debe estar pendiente en el actuar y destino del Estado Español, cuyo deber y derecho de legítima defensa es de no permitir bajo ningún concepto su desmembramiento, pues no solo estaría en peligro su existencia sino la estabilidad y la paz mundial; ya que la depredación capitalista mundial  pudiere andar en el propósito no solo de seccionar de los Estados “tercermundistas” aquellas regiones ricas en recursos naturales, sino también  los motores productivos y financieros del “primer mundo”, para así desligarse de la comunidad material, espiritual y ética que impone y propone jurídicamente el Estado, avanzando de esa forma hacia el desbaratamiento de la actual configuración política del mundo, que tanto esfuerzo, lucha, sangre y sufrimientos ha costado, y que aún con todas las críticas que sin excusa se le pueden hacer, es lo mejor que hasta ahora la humanidad ha podido tener.

Ahora, en el supuesto de que Cataluña lograre separase de España y constituirse en  Estado soberano, se da por hecho el no reconocimiento por la comunidad europea, pues sería como escupir parriba, a ellos que tanto les costó unificar sus naciones. Los Estados Unidos por razones obvias jamás lo avalaría. En tanto China y Rusia se mirarían en ese espejo y permanecerían calladitos la boca, como lo estarían también la India y todos los países del medio y lejano oriente, amén de África, que sufren procesos separatistas o los trasnochan esos ruidos. Y respecto de nuestros terruños latinoamericanos, el reconocimiento implicaría moverle las trojas a viejos fantasmas que deberían más bien continuar descansando en paz.


LA ANECDOTA

En un acto oficial, el Presidente "independentista" de Cataluña le dice al de Cantabria: No soporto tanto calor con esta corbata  --¿entonces por qué viniste en corbata?--  Porque me dijeron que el Rey vendría con corbata, y si el Rey trae corbata, todos debemos usar corbata…

Entre autonomistas, separatistas e independentistas te veas.


NO HAY BIEN QUE POR MAL  NO VENGA

Pero como en la patria de Bolívar todo está al revés, patas arriba; ocurre que el gobierno “bolivariano” ha resultado furibundo defensor del secesionismo, independentismo o  separatismo nacionalista,  anunciando  su apoyo absoluto a la causa  catalana.

Por esa razón, y aunque no se esté de acuerdo, como nunca el camino está abierto para la independencia del estado Zulia, pues si el gobernante es coherente con su ideología, en ese caso debería prestarle toda colaboración a la "justa causa" zuliana, poniendo, por ejemplo, a la orden el Ministerio de Comunicaciones, cuyo titular, desde sus apasionadas apologías al separatismo catalán, se ha revelado radicalmente secesionista.

Bordeando un inmenso y hermoso lago, con sus extremos enlazados por cordel de acero que anuda las gargantas de puro sentimiento, mientras el esplendor del catatumbo retrata en una misma misma historia y querencias, urbes y poblados, agua y petróleo, ganadería y agricultura, creencias y tradiciones, bregas y parrandas, gaita y chinita; el Zulia, conforme a la lógica fundamental del caso Cataluña, lo tiene todo para ser independiente, libre al fin.

Luego y ya con más razón, los orientales extremos apelarán también a su independencia, seguidos por los llaneros, la tierra falconiana, Amazonas, Bolívar, continuados por  las urbes industrializadas del centro, terminando con los andinos y rematando con la Nueva Esparta.

Además, con esta actitud del actual gobierno, pro secesionista y anti Estado, se da por hecho el reconocimiento de la autonomía del territorio esequibo. O sea…

Definitivamente no se pierde capacidad de asombro con este gobierno, pues cada vez los disparates y embarradas son más grandes.

Pero la culpa no es de ellos, pues justo es presumir la buena fe. Son las taras conceptuales y aberraciones ideológicas, las que los hacen ir políticamente del timbo al tambo, sin resultados eficaces y eficientes concretos y sustentables. Son los fantasmas de las prepotencias y resabios por los fracasos históricos, que nublan sus racionalidades, corrompen sus voluntades y sumen en el más profundo abismo de los sinsentidos, despropósitos y sin razones, sus conciencias.




  Javier A. Rodríguez G.

domingo, 1 de octubre de 2017

LA CULTURA. Q.E.P.D.




República Bolivariana de Venezuela
30 de septiembre de 2017

Nosotros, los cantores y cultores de la patria de Bolívar:

Considerando, la orden pública y notoria del ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, mediante la cual el Poder Ejecutivo se dispondría a crear un programa cultural musical llevar el joropo llanero a cada una de las escuelas del país.

Considerando, que el joropo llanero forma parte integral e inseparable del riquísimo  patrimonio cultural de la nación venezolana.

Considerando, que la Constitución Nacional, en su artículo 3, establece como  fin esencial la defensa y desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, siendo la música tradicional expresión existencial  fundamental del ser humano y, por ende, conformante de su más íntima libertad de ser, de proyectarse existencialmente en cuanto sujeto individual y social, material y espiritual, moral y ético.

Considerando, el carácter pluricultural de la sociedad venezolana y el derecho ciudadano a la igualdad y a la cultura, en su diversidad,  sin discriminación ni subordinación alguna; propósitos fundamentales enunciados por  la Constitución Nacional en su preámbulo.

Considerando, que las expresiones culturales son factor cohesor, integrador y  armonizador de la familia, cuyo espacio social es fundamental para el desarrollo integral de las personas; siendo su protección deber prioritario del Estado,  tal como lo establece la Constitución Nacional en su artículo 75.

Considerando, que los valores culturales constituyen un bien irrenunciable y un derecho fundamental; siendo deber del Estado reconocer y respetar la interculturalidad de la nación venezolana, bajo el principio de la igualdad, garantizando la emisión, recepción y circulación de la información cultural. Tal como la establece la Constitución Nacional en sus artículos 98, 99 y 100.   

Considerando, que tanto la pluriculturalidad como la interculturalidad enunciadas por la Constitución nacional, son instrumentos metodológicos para expresar tautológicamente un solo concepto: la cultura, en toda su complejidad y diversidad. Pues constituyendo la nación un hecho cultural y la cultura un acontecimiento espiritual; el cultivo de la espiritualidad crea cultura y reafirma la nacionalidad. Siendo precisamente desde la libertad ínsita a la espiritualidad, que la cultura se explaya en su paleta infinita de colores y matices, para plasmarse armoniosamente en un solo hecho vivencial espiritual: la nación. Y  por eso el derecho a la diversidad es condición sine qua non para la integración cultural, la confirmación de la nacionalidad y el cultivo de la espiritualidad.

Considerando, que, conforme al artículo 21 de la Constitución Nacional, es deber del Estado la real y efectiva concreción del derecho ciudadano, la no discriminación, anulación o menoscabo de sus libertades, en condiciones de igualdad.

Considerando, que la educación es el gran acontecimiento cultural de la sociedad, y por lo tanto, en este caso, debe comprender todo el espectro de las manifestaciones musicales de nuestra patria, a los fines de la formación integral de la persona, de la redención de su espíritu crítico y de la cohesión ciudadana en torno a un ser nacional común.

Considerando, que es derecho de los niños, niñas y adolescentes, el no ser forzados hacia criterios nacionalistas desarraigados del ámbito vivencial inmediato, que es donde se forja  y se templa el espíritu y carácter de la nacionalidad. Siendo esto de suma importancia, sobre todo en tiempo cuando la comunicación global exige suma sensatez y sindéresis en la armonización de la complejidad del mundo real  y la practicidad de la realidad virtual.

Considerando, que nuestros cantos y expresiones musicales tradicionales populares, por sobre sus valores y caracteres intrínsecos, expresan en sus particularidades la riqueza cultural integral que los cualifica, identifica y proyecta al todo expresivo del ser social venezolano.

Considerando, que  la diversidad musical, más que por los criterios o elementos técnicos, nace desde la intimidad de la existencialidad del ser humano, que expresan; desde el ser siendo humano en su grande y concreta circunstancia existencial, que manifiestan; y  desde las historias evolutivas de una nación hacia su espiritualidad, que entretejen. 

Considerando, que la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce el derecho de las personas a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad; es decir, a crear, construir, impulsar y disfrutar la cultura sin coacción ni imposición alguna.

Considerando, que la defensa y promoción de la cultura no implica solamente el espectáculo que se disfruta y aplaude, sino también el compromiso ético histórico con los cantores, cultores, hacedores y amantes de nuestras tradiciones. Porque entonces qué decirle a Laudelino, a Pio, a Canela, al Catire, a Rugeles, a Arredondo, a Sojo, a Serrano, a Estévez, a María en su oración, a los Tucusitos, a las Chacín, a Sevillano, a Carreño, a Aguirre, a Galíndez, a Carrillo, a Vivas Tolero, a Hugo y su moliendo café, a Cecilia, a Chelique, a Gualberto, a Lila, a los Guaraguaos, a los Golperos, a los Serranitos, a Morillo, a Alirio y su guitarra, a la Serenata, a Los Antaños, a Un Solo Pueblo, al Quinteto, a los Gómez, a Luis Mariano; qué decirle a Alí y a tantísimos hombres y mujeres que sumieron y sumen sus vidas en el quehacer cultural de esta tierra; cuando sus obras ya no sean tradición en su patria. Pero sobretodo, qué decirle a los niños y niñas con un futuro aberradamente monocultural, y por ende, monótono y gris, como lo serán sus existencias, sin los matices, los colores y la vida de las expresiones culturales humanas, en toda su diversidad, complejidad, complementariedad y riqueza. 

Considerando, que al contrario de imponerle a troche y moche al país una de sus expresiones culturales; en sano juicio procedería la creación en cada estado, de centros de investigación, documentación, recopilación, rescate, preservación, fomento e integración de la cultura; incluso, con tecnología de punta para grabar y registrar, en nuestro caso, las diversas expresiones musicales, tanto en estudio como en campo, con especial atención en aquellas tradiciones extinguidas o a punto de extinción, cuyas huellas, vestigios, evidencias, documentaciones, registros y testimonios, constituyen eslabones imprescindibles en la conformación y anclaje definitivo de la venezolanidad.

Considerando, que tanto orgullo siente el llanero por su joropo, como el zuliano por su gaita; el larense por su golpe; el andino por su vals, su bambuco, su parranda, sus cantares campesinos; el oriental por su polo, su malagueña, su galerón, su calipso; los tuyeros por su joropo; el barloventeño por su fulía y golpe de tambor; el caraqueño por sus valses, merengues y pasodobles etc. etc. etc. Pero no sólo el orgullo por la heredad histórica, sino por la apropiación de lo vivido; pues la música es manifestación existencial, dentro de un contexto social cultural y geográfico histórico. Por eso el individuo, más allá de valorarla, sentirla e incluso de simplemente vivirla, la posee, pues ella es parte de su ser más íntimo.

De esa manera. La irreverencia del tambor costeño, al melodioso fraseo oriental, pendulando entre pescador y mar, llama. En tanto el recio reto llanero a la adversidad, pretende de mañanita enlazar la luna con susurros de tonada. Mientras la dulce melodía de los valses y bambucos andinos, es cálida caricia que enamora y llega hasta el alma; de su faena redime al campesino, el son de violines, mandolinas y acordeones en parranda. Sin decir del entrevero del tamunangue y del refunfuñar de las tamboras de Lara, que llevados por destellos del catatumbo en caravana, se funden con la fe y el sentimiento de la gaita…

Considerando, que resulta  torpe restringir la cultura musical del venezolano a la visión arquetípica del capitalino, gustoso del rock y fanático de la “salsa, desmemoriado de las melodías de sus valses y cambiando el “rucaneo” de sus merengues por el desenfreno de la salsa brava, limita al joropo llanero la música venezolana, delatándose supino desconocedor de la cultura musical de la patria.


POR LAS RAZONES EXPUESTAS Y CON EL DEBIDO RESPETO 
ACORDAMOS:

Solicitar al ciudadano Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el cambio de la denominación del predicho programa cultural musical, por  el  de Corazón Musical Tradicional Venezolano.


LA RESPUESTA

Negado. No estoy de acuerdo. ¡¡¡ La música llanera  es la música venezolana y punto !!!
Regístrese y publíquese.



Comentario:
Este post desarrolla imaginariamente la propuesta que le hiciera un cantor popular al Presidente de la República en el estado Portuguesa; en solidaridad venezolanista con dicho cultor popular, ante la insólita respuesta del Primer Mandatario.

Respuesta inaudita; empero política e ideológicamente es muy de lugar común con la izquierda comunistóide.

Porque al muro de Berlín lo derribó sobretodo la  conciencia cultural nacionalista; es decir, la espiritualidad hecha vivencia, la vivencia espiritual hecha cultura y la cultura arraigada en el ser nacional. Contra la fuerza de esa verdad histórica evolutiva, ningún muro ideológico perverso ha podido ni podrá.  


Javier A.Rodríguez G.

miércoles, 23 de agosto de 2017

CHARADAS CONSTITUYENTES


Definitivamente esta  Venezuela de Dios no tiene remedio. En este país forajido cada día se imposibilita más el convivir.  El Estado de Derecho, inexistente. La democracia, prostituida.  El Estado, secuestrado.  La institucionalidad, abrogada.  Los derechos  humanos, derogados. Y la sociedad a punto de estallar.

Es una verdadera locura pretender construir un país desde los criterios e intereses de una parcialidad política. No puede un sector social imponer, manu militari, su “verdad” a toda la sociedad. Resulta absurdo, insensato  y torpe, creer que la otra parte del país va a permanecer inactiva por siempre, sin cobrar en algún momento las deudas al respeto de sus derechos y de su dignidad.

Nunca se había visto en este país tanta intolerancia y desprecio por el  pensamiento contrario. Para el factor político en gobierno, el individuo de libre criterio no existe fuera de su ghetto ideológico, cuya fuerza somete libertad, voluntad y autonomía.

Una Asamblea Nacional Constituyente (ANC)  de autómatas alza manos, sin discusiones, sin libertad de criterios y sin la riqueza de la amplia y compleja manifestación cultural que implica un proceso constituyente.

Una ANC deslegitimada, por no haber sido convocada ni aprobada sus bases por el único que puede hacerlo: el soberano; es decir, por cada ciudadano de este país.

Una  ANC  irónica y burlona, jugando a aniquilar al adversario a punta de “vivezas” políticas. Pretendiendo doblegar la libertad y voluntad de los millones de venezolanos que los adversan, bajo el  yugo de su propio poder soberano secuestrado. Apostando nuevamente a la “ruleta rusa” de la implantación de la hegemonía  ideológica;  a pesar de la dramática lección del muro de Berlín y del tristísimo ejemplo de la Cuba comunista.

Es que parecieran estar fuera de la realidad; corrección, están fuera de toda realidad, lógica y racionalidad. Nadie en su sano juicio puede pretender someter  la  voluntad  y libertad de todo un país  sin pagar el costo a la historia, que siempre, siempre cobra.

Hasta el instante de teclear estas notas, nadie en la historia humana ha logrado tal empresa. Por eso no es de augur predecir que antes de que estos personajes, como lo ordena Marx, “liquiden la historia”, la historia los liquidará a ellos.

Porque la historia no absuelve ni condena, sino simplemente pasa; por encima, arrasando todo; de frente, tomando lo que le sirva; de costado, eludiendo los absurdos; o por debajo, despacito y soslayadamente; pero siempre pasa; y junto con ella,  transcurre el  ser humano que le da sentido.

Porque la conciencia histórica necesariamente supone un cuestionamiento ético, existencialmente “inútil”  respecto de lo pasado, pero válido en cuanto aprendizaje de la realidad evolutiva que lo engendre. Es decir,  el acontecimiento existencial, siendo presente del pasado y pasado de un futuro, en definitiva resulta siempre actual. Actualidad que se engendra desde lo pasado y se subsume en el devenir, integrando la existencialidad humana y, en consecuencia, diluyendo cada realidad evolutiva, junto con sus personajes y acciones, en un acontecimiento transcendental superior: la humanidad.

Valga decir, la amplitud de la perspectiva histórica hace inútil, injusto y torpe, pretender juzgar al sujeto y no a su significado. El sujeto hizo lo que hizo, fue lo que fue, murió como murió, y ya; mientras que el significado trasciende el cuestionamiento ético desde el sujeto concreto a lo humano, en cuanto expresión existencial. Así, ¿por qué condenar al Nerón  que “incendió a Roma” y no al Truman que ordenó criminalmente lanzar “innecesariamente” sendas bombas sobre Nagasaki  e Hiroshima; o  al Stalin que asesinó a todos sus camaradas, avasalló criminalmente a su pueblo  e invadió y sometió a naciones enteras? Además, ¿si  Nerón fue “malvado”, qué decir de Hitler o de Sadam Husein?

Por eso resulta racionalmente absurdo y políticamente torpe, considerar la historia como producto de una sucesión de acontecimientos engendrados por personajes determinantes del acontecer histórico;  quedando, en consecuencia,  el destino, feliz o infeliz, de las sociedades, sujeto a  la voluntad y acción providencial de esos  personajes; y por tanto,  el destino final, o estado de justicia, igualdad, felicidad y paz de cualquier sociedad, dependiendo del hallar al personaje indicado en el momento apropiado y listo.

No, la historia es un entramado muchísimo más complejo de desarrollar, pero a la vez también muy simple de comprender. Siendo que los personajes históricos  son apenas expresiones de circunstancias existenciales de procesos evolutivos probabilísticamente conjugados dentro y hacia la expresión del ser humano. Es decir, esa complejísima e inmensa aleatoriedad al final está restringida  a  la posibilidad de “ser” del ser humano.

No es a Nerón ni a Stalin ni a Hitler ni a Truman ni a Husein, a quienes se deben juzgar, sino a los fenómenos sociales que los engendran, y más acá,  en la proximidad de cualquier actualidad evolutiva en todo momento, a las expresiones humanas que manifiestan. Es el aprendizaje existencial, la construcción de “humanidad”, lo relevante del conocimiento y cuestionamiento ético de la historia.

Por eso, para comprender la historia, las instituciones  políticas y jurídicas, la ciencia, la tecnología, las religiones, las sociedades, debe el ser humano entenderse y comprenderse a sí mismo., en cuanto integralidad existencial y en tanto manifestación evolutiva; valga decir, la conciencia de que la plenitud existencial de su actualidad está restringida al promedio de la posibilidad de su ser evolutivo.

Dicho de otra forma, no puede pretenderse construir sociedades más allá de sus posibilidades evolutivas, sin caer en la absoluta contradicción con la realidad. Porque la política eficaz y eficiente, es la que sueña  y aspira tanto como sea la posibilidad intuida de la evolución humana, y concreta la mayor plenitud de su factibilidad real.

Precisamente eso es lo que ocurre en la Venezuela actual. Una parcialidad política tratando de forzar a la sociedad más allá de sus posibilidades reales. Siendo que el derrumbamiento de la institucionalidad, la prostitución de la democracia, la fractura del Estado de Derecho, el desconocimiento sistemático de los Derechos Humanos, la atroz crisis económica y la creciente degradación de la sociedad; no son sino productos de la confrontación inevitable entre el avance hegemónico de una ideología y  la realidad social  que la contradice.

Porque las revoluciones acaban confrontadas a sí mismas; siendo que el desborde ideológico de la “contradicción” social que las origina, termina por aniquilarlas. 

El final lo sabemos todos, sólo es cuestión tiempo. Nos los dice la historia y nos los confirma nuestro “ser humano”. La interrogante radica en el cuándo y en cómo. El cuándo: Las dinámicas sociales del mundo contemporáneo son muy aceleradas…  El cómo: Ojalá haya suficiente sensatez para que sea lo menos traumático posible.

Mientras tanto, el adefesio constituyente sigue su marcha hacia el abismo; haciendo y deshaciendo el país, como si de ellos fuese. Aún cuando no están facultados para juzgar a nadie, anuncian desparpajados sus listas de proscriptos. El propósito de iniciar juicios penales bajo criterios políticos, debe alertar a todos los organismos e instituciones internacionales de defensa de los Derechos Humanos.

Tienen festín los del gobierno con tanto poder. Que lo disfruten mientras dure. 

Por ahora, no queda sino encomendarse a Dios. 


LAS CHARADAS

En definitiva,  la intención de estas notas --cuya introducción no ha debido sobrepasar  el cuarteto de líneas, pero en tiempo del imperio de la irracionalidad política, la reflexión sensata mana del puro instinto de sobrevivencia del homo sapiens-- es la de ir recogiendo el fraseo disparatado de los personajes involucrados en ese mamotreto jurídico de la asamblea nacional constituyente, a los fines del aprendizaje de los comportamientos jurídicos políticos de las sociedades; de la comparativa, siempre aleccionadora, entre el proceder político y el resultado social; de ponderar la cualidad cognoscitiva y  ética intelectual de los personajes; y, en todo caso, del entretenimiento pedagógico.      

Sin pretensiones del registro exhaustivo cronológico, se actualizará esta publicación cada vez que exista data relevante a su propósito, con indicación de fecha referencial.


VEINTIDOS DE AGOSTO 2017

- Candidato a la ANC: 

  • ·        “ Voy a la ANC para colocar en la Constitución que los choferes  tengamos  cauchos y repuestos”

Sin comentarios.

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- Candidato a la ANC:

  • ·          Voy a proponer que se reduzca la edad de jubilación en  45 años para las mujeres y cincuenta para el hombre”

O sea… 

Bueno el cilantro…

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- Candidato a la ANC:
·     
  •           “ Desde la ANC vamos a eliminar a “Dólar Today”, para que bajen los precios de los artículos”

Un país al cual desde una vulgar página web se le destroce su economía, en vez de pretender eliminar el sitio web, debe cambiar de gobernante. Es decir, se deben atacar las causas y no los efectos. El principal responsable de esta atroz crisis económica que azota a Venezuela, es el gobernante y sus pervertidos criterios y aberrados propósitos.


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- Presidente de la República,  Nicolás Maduro:

  • ·        “La constituyente  es la solución a los problemas del país”

También para el catarro, dolor de muelas, urticaria, sarna, caspa, acné, cangrejera etc.  Ni el  “bálsamo de Fierabrás” o el “tónico curalotodo de la señora Winslow”.

Bendita demagogia.


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- Candidata  a la ANC, Delsi Rodríguez:
·       
  •         “En la ANC vamos a despojar al Ministerio Público de la acción penal, para dársela a la víctima”.

¿Tendría conciencia de lo que dijo o fue puro buchipluma electorero? Una cosa es mejorar la figura jurídica de la acción penal, y otra muy distinta la regresión jurídica que se propone. 

Luego se profundizará al respecto.


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- Candidato a la ANC, Diosdado Cabello:

  • ·        “La ANC  ordenará detener  a  los implicados en hechos violentos en las manifestaciones”.

¿Sabría el para ese entonces diputado, que el debido proceso es un Derecho Humano y garantía constitucional, y por tanto supone un juicio con las garantías o, si se quiere, “burocracia” procesal pertinente? 


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- Candidato a la ANC, Diosdado Cabello:

  • ·        “ La ANC aprobará leyes para meter presos a todos los implicados en todos los hechos violentos ocurridos en país”

¿Y el principio de legalidad? ¿Y la irretroactividad de las leyes?


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- Constituyentista Diosdado Cabello

Propuso a la ANC emitir una:

  • ·        “Carta de buena conducta a los candidatos a las elecciones regionales”

Definitivamente el poder  desquicia… Ese disparate político jurídico tiene un propósito: humillar al adversario.

 ¡¡Ahh dulce poder, hay que disfrutarlo mientras dure!!


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- Constituyentista Hermán Escarrá:

  • ·        “La inmunidad es un arcaísmo constitucional que debe desaparecer”

O falta conocimiento de causa en esa afirmación, o priva la  conveniencia politiquera sobre la racionalidad

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- Segundo vicepresidente ANC Isaías Rodríguez:

Con motivo del despojo de las facultades constitucionales de la Asamblea Nacional.

  • ·        “En Derecho, el que puede lo más, puede lo menos”

Máxima válida siempre y cuando esté dentro del ámbito de la competencia legal y constitucional; sin desconsiderar el factor ético, que en casos y circunstancias no permite hacer lo que legalmente está permitido. A no ser que la objeción de conciencia esté también abrogada.

Por ejemplo, El Presidente de la República puede nombrar y destituir al presidente de una institución pero legalmente no puede despedir a ninguno de sus trabajadores, en cuya garantía y protección privan las instancias jerárquicas inmediatas. Y aún recibiendo el funcionario respectivo, orden del Presidente de La República, de despedir, sin fundamento legal,  a tal o cual empleado, puede por deber legal y convicción ética, oponerse a ello. Al menos en teoría debería ser así.

Por supuesto, el Presidente sí puede, entonces remover al titular de la institución para que despida al trabajador de que se trate.

Por eso, se debe insistir, el problema no es legal, es ético.

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- Segundo vicepresidente de la ANC Isaías Rodríguez:

Luego de que la ANC despojase de sus facultades constitucionales a la Asamblea Nacional.
  • “La Asamblea no está disuelta, no están de vacaciones, deben ponerse a trabajar”


Mayor sarcasmo, imposible.

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- Tarek William Saab, Defensor del Pueblo:

Al consultársele  respecto de ciudadanos detenidos por lanzar objetos contra una base militar, y que pese a las solicitudes de instancias internacionales y de la contradicción flagrante con la Constitución Nacional, estaban siendo sometidos a la jurisdicción militar.
  • ·        “Ya fueron detenidos y puestos a la orden del órgano competente”

La interrogante es: ¿Por qué no denunció esos momentos el uso inconstitucional de la jurisdicción militar para juzgar a civiles?

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- Tarek William Saab, Fiscal General de la República:
  • ·        “La jurisdicción militar para los civiles quedó abolida en la constitución de 1999”

¿Entonces?

Tarde piaste…

¿Será que el uso de la jurisdicción militar para el enjuiciamiento de los civiles es un comodín que el gobernante puede aplicar o desaplicar a discreción y conveniencia? 

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- Tarek William Saab, Fiscal General de la República:

  • ·        “La ex fiscal general Luisa ortega Díaz es la autora intelectual de muertes en las protestas”

¿Y la presunción de inocencia? ¿Y el debido proceso? ¿Y la imparcialidad debida?



Javier A. Rodríguez G.


EL HUMANISMO SOCIALISTA